Odio y miedo en Estados Unidos: La conjura contra América
Las seis horas de la serie La conjura contra América son cine excelente. Los seis capítulos de la serie estadounidense La conjura contra América (The Plot Against America), basada en la novela homónima del grandioso escritor Philip Roth, son una maravillosa manera de recordarnos, de hacernos presente, de vislumbrar o imaginar el espanto, el que pudo ser, el que fue, el que es y el que será.
La serie La conjura contra América ha sido creada por David Simon y Ed Burns (que ya habían colaborado juntos en la reconocida serie de 2002 The wire, creada por Simon) y dirigidos sus capítulos por aquél, por Minkie Spiro y por Thomas Schlamme; con un guion en el que participó el ya fallecido Philip Roth (que prefirió que no quedara su apellido, el de su familia, como el de los protagonistas, como sí ocurría en su novela), escrito
Si en la novela es a través de Philip que el lector percibe cuanto ocurre en ese barrio de Newark, en ese Estados Unidos desquiciado y cada vez más desquiciante; en la serie el ojo, la mente, no es sólo la del niño Roth/Levine sino especialmente la de su madre, interpretada por una inconmensurable Kazan, capaz de modular todo aquello que les pasa a algunos seres humanos cuando la alegría, el temor, el dolor, el trauma, el amor, el ansia y la necesidad, también el odio (brevemente lúcido para devolver tanto odio), son sucesivamente, como una revolución emocional, esa a la que llamamos vida, lo que acontece fuera de nosotros, dentro de nosotros.
Como la novela de Roth, la serie de Burns y Simon es una obra sobre el odio y el miedo, pero también sobre la auténtica dignidad humana.