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'Notas a Apocalypse Now', de Eleanor Coppola

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Francisco Nieto |

Tengo algo con Apocalypse Now pero, claro está, ¿quién no? La vi en el cine cuando salió y no me ha abandonado desde entonces. En ese momento no pude entenderlo del todo, claro, ciertamente no capté los valores junguianos y las mil interpretaciones más, deteniéndome en la acción y poco más, pero la huella que dejó en mí fue imborrable y poderosa. El vínculo que tengo con esta obra maestra crece exponencialmente desde el momento en que es capaz de ofrecerme puntos de vista nuevos y siempre diferentes, y como sucede con los personajes a lo largo del metraje, digamos que con cada visionado uno inicia un descenso cada vez más profundo al corazón de la oscuridad.

Nunca he creído en ver Apocalypse Now como una apología contra la guerra y mucho menos contra la guerra de Vietnam, y si la idea es narrar un viaje, este sólo puede tener lugar en el alma del hombre. La crónica de Eleanor Coppola lo confirma y subraya, un lugar donde la transferencia psicológica del marido emerge con fuerza dentro de su película o debería decir sus películas.

Para Francis Ford Coppola, cada película es un intento de responder a las preguntas o dudas que lo asaltan, como individuo y como artista, y el viaje a través de la jungla hasta el encuentro decisivo con Kurtz no es más que una sesión psicoanalítica cuyo destino está determinado, estrechamente ligado al éxito de la película.

Está claro cómo son Willard y Kurtz a lo largo de la película y el final se disuelve en el cruel pero necesario sacrificio del coronel, cuya locura es una metáfora de las dificultades para crear una obra tan compleja. Para el director estadounidense, el fracaso se convirtió en una rendición que no se podía aceptar, pero hay algo que está más allá de la película, del fracaso o de la carrera; está la afirmación como individuo, como hombre que lo sigue siendo mientras siga siendo más "fuerte que sí mismo", con sus miedos e inseguridades.

Más allá de la anécdota, por tanto, más allá de la narración, más allá de la curiosidad, este es el aspecto más importante del diario de Eleanor Coppola, la poderosa idea de hacer arte de uno mismo. Es cierto qué hacia el final, el diario adquiere matices muy personales ligados a las dificultades de convivir con el director, con su idiosincrasia y sus traiciones; el tormento de un hombre que en cierto momento quisiera detener la máquina que ahora ya es imparable.

El libro no es estrictamente un diario sobre la producción del film, pero hay mucha información y el enfoque más humano que técnico traza una nueva línea de lectura que se acerca más al significado profundo de la película como narración.

Recordamos también que paralelamente al diario la esposa filmó una película detrás de escena que luego se estrenó con el título "Viaje al Infierno", un compendio visual del texto. Más que un libro sobre cine, es un libro sobre el mundo de una mujer rica que vivió la segunda ola del feminismo.

La verdad es que cuando inicié su lectura esperaba un relato mucho más técnico del rodaje de Apocalypse Now, pero a cambio obtuve este conmovedor recuerdo personal de la creación de la película. Es mucho menos un libro sobre Apocalypse Now y más un libro sobre la vida interior de Eleanor Coppola. Escribe maravillosamente sobre los tres años de su vida durante los cuales se rodó y editó la película, con el espectro de la película y su matrimonio siempre asomando de fondo.

En definitiva, un libro muy recomendable que sabe capturar aquí instantáneas que finalmente componen un álbum de fotos de la experiencia de su autora durante un rodaje inolvidable, imágenes que dice mucho más que mil palabras.