viernes. 27.09.2024
Lumière

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La leyenda fija el invento del cinematógrafo en una noche de insomnio. Ningún origen podría ser más propicio para esa fábrica de sueños que haber sido concebida en duermevela. No he visto la primera entrega y me propongo hacerlo más pronto que tarde, para repetir tan grata experiencia.

Este documental nos propone un viaje hacia la primera etapa del cine. Al comienzo sus artífices no pensaron en una explotación comercial, porque los hermanos Lumière simplemente querían hacer fotografía en movimiento. Junto a la célebre llegada del tren o la salida de una fábrica, rodaban pequeñas historias como la del regador que acaba empeñado. Siempre duraban cincuenta segundos.

Colocaban su cámara en tranvías que recorrían las calles o la fijaban en un punto estratégico con una panorámica privilegiada. Son documentos excepcionales que nos transportan a finales del Siglo XIX. Vemos por ejemplo un París que todavía conserva las huellas de la Exposición Universal de año 1889, centenario de la Revolución Francesa. Pero con el tiempo los colaboradores del grupo comenzaron a rodar por todas partes, mostrando rincones que no eran fáciles de visitar por aquel entonces.

Cuando tuvieron la idea de juntar varias filmaciones para exhibirlas cobrando una entrada, nació la costumbre de ir al cine par visionar películas. El artífice del documental va presentado los materiales de una forma tan amena como instructiva y acierta plenamente al elegir el acompañamiento musical de un coetáneo: Gabriel Fauré. A veces parece que compusiera expresamente sus piezas como una banda sonora para este hermoso documental presentado en el 72. Zinemaldi. No se lo pierdan.

'Lumière!' La aventura continúa: un viaje hacia los orígenes del cine