CRÍTICA DE ARNOLDO LIBERMAN

'Letra de tango (Baladas porteñas)', de Santiago Martín Bermúdez

Santiago Martín Bermúdez.

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"¿Qué es el tango? puede ser perfectamente una manera de preguntar ¿qué es el hombre?".
(Paráfrasis de un pensamiento de George Steiner)


Narrativa | ARNOLDO LIBERMAN

Ante un dramaturgo, narrador, traductor, ensayista de música y ópera -como dice la solapa del libro- me siento estimulado a una interpretación polifónica de este singular escritor (a quien no es la primera ni segunda vez que leo) y agradezco a este libro, a esta tangata gallega, a esta búsqueda de una expresión casi lunfarda plena de hallazgos, a este thriller divertido (no el de Michael Jackson sino el del autor español), a esta inquisición entrañable sobre la vida de originales personajes argentinos y españoles (que no por pertenecer a una misma índole dejan de tener un matiz señero que los califica), digo, que a esta narración agradezco me permita circunscribirme a una sola mirada, a un solo acorde de esta personalidad diversa y creativa que es Santiago Martín Bermúdez, el autor de este estremecimiento, y que nos lleva del timbo al tambo y del tingo al tango (sólo lo digo por rivalizar, malamente, con su vasto conocimiento del lunfa). Por eso esta mirada de un argentino que, como yo (hace 50 años que vivo en Madrid), recorre esta narración que me arroja, grata e inesperadamente, a mis raíces porteñas, a mis vicisitudes de exilado intermitente, a mis recorridos por un país casi fantasmal (hace muchos años que no camino por "aquellos barrios porteños"), a mis interrogantes (muchos sin respuesta) que habitan desde pequeño mis errancias de identidad y mi búsquedas de sentido. Claro que un libro como éste no se escribe sin un superávit de amor (hasta llegué a pensar por qué el autor no le puso de título  a esta obra Dalma), recordando siempre aquella expresión que, creo, es de una filósofa española : "El amor es fou y si no es fou no es ni fu ni fa". Porque Santiago Martín Bermúdez oculta, detrás o debajo de su singular sentido de la ironía y de la narración amena y sorprendente, un romántico de puta madre, un ser a quien cuando se descuida se le cae un pétalo. Lo conozco desde hace muchos años pero nunca hemos intimado: los tímidos o los fóbicos dialogan pero no se entregan. Siempre lo he visto igual a sí mismo: ahorrativo de palabras, cauteloso del verbo, de sonrisa apenas esbozada pero cercana, nunca esquivo pero sí elusivo y quizá inasible  a una pregunta inquisitorial, siempre lúcido. muchas veces grave, nada retórico, un ser más interrogado que interrogante. Ustedes me van a perdonar este capricho intimista pero hasta en su prosa y no sólo en su manera de ser, se parece a Borges, o, mejor dicho, me recuerda a Borges, a quien conocí en mis andanzas porteñas de revistas literarias. Estoy seguro que ante la afirmación de "¡Santiago, usted es inmortal!", respondería igual que el genial argentino y carraspeando: "Hombre, no sea usted tan pesimista". Y quizá  también afirmaría como Georges Bataille: "La amistad y el amor es poder ser frágiles juntos" , cosa que este libro, en la pareja de Andrade y Dalma, se encarga de justificar. Porque Santiago Martín Bermúdez es un hombre esencialmente culto y no hay más que ver los títulos de lo que escribe, narra o reflexiona para tener plena conciencia de su bagaje de conocimientos y de su sesuda elaboración, lo que no le impide brotar por instantes un ser melancólico y nostálgico en el más noble sentido de estos adjetivos, porque lo que el autor no sabe (que es poco) lo enriquece con una concepción del ahora que penetra en la complejidad del tiempo más allá de los hechos mismos o de sus protagonistas, rellenando, cuando es necesario, las "lagunas en su incultura" (como decía Francisca Aguirre) con imaginación. Estas baladas porteñas a las que hoy nos referimos hacen gala de un conocimiento hasta tóxico del lenguaje del los barrriobajeros porteños, del idioma de los habitantes del Buenos Aires profundo, sobre todo de las clases bajas y medias (como decía Borges, de los "enemigos de los pitucos").

Letra de tango es una novela de amor a través de un 'hableur' (el que seduce hablando)

Porque aquí cabe hacer una reflexión sobre el estilo literario de esta obra y sobre un lenguaje muchas veces "argentino" (en su sentido más portuario) que para los no avisados exige llevar de camarada de ruta un diccionario aclaratorio. No es una crítica (no soy de los que orina a la verja de los monumentos) ni soy un metafísico (muchas veces no distingo el bien del mal), pero el mismo autor estará de acuerdo conmigo en este matiz: se necesita un diccionario porteño a lo Gobello (autor del más notable diccionario del lunfardo)  para profundizar en este historia y poder cobijar la mirada en Pompeya y Barracas (por allí caminaba Borges) y comprender lo que pasa por el mundo interno de esos originales personajes "de pampa adentro" (Victoria Ocampo enunció una percepción de la llanura que llamó "vértigo horizontal", cosa que a Borges impresionó). Se trata de que Santiago crea en nuestra sinceridad, es decir, que para negar el principio de incertidumbre de Heisenberg no hace falta saber si este hombre tenía o no fe en él, hace falta una ecuación. Pero necesitamos esa fe. La convicción, ese credo de Santiago, es evidente, porque vive escribiendo y no se trata de no poder vivir sin escribir sino de estar bien vivo y lúcido y coleando y escribiendo libros como por fatalidad, contra todo, también contra sí mismo. Y esta paradoja feroz se siente o no se siente. Santiago es en esta novela un flâneur que callejea orientado por el suspense y cierta tristeza y que tiñe el pasaje de brumas personales, como sobre las sombras de una memoria  de una ciudad que aún no ha finalizado de decirse. Como Santiago es un imbatible y coherente melómano podríamos decir que su mundo no es el de un Mozart querubínico sino el de un Mahler interrogado (el sonido al servicio de la opacidad del ser) pero con un sentido lúdico del amor. Porque Letra de tango es una novela de amor a través de un hableur (el que seduce hablando) y tanto Andrade como Dalma -sus personajes príncipes- merecen su lugar en el universo de los sentimientos humanos. No se la pierda.

Letra de tango (Baladas porteñas). Santiago Martín Bermúdez. LEGADOS EDICIONES. Colección LA KERMESSE HEROICA. Madrid. 2023. COMPRA ONLINE