APUNTES DE HISTORIA

Deporte y movimiento obrero en el período de entreguerras

Imagen de las Olimpiadas Obreras de 1931, en Viena

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@Montagut | En este reportaje nos acercamos a las concepciones del movimiento obrero en relación con el deporte en estos tiempos de Juegos Olímpicos.

  1. La concepción socialista del deporte: el mitin de Chamartín de la Rosa de 1928
  2. La Segunda Olimpiada Obrera en Núremberg (1929)
  3. El deporte obrero en Austria (1931)
  4. Los deportistas obreros ante las elecciones de 1936

La concepción socialista del deporte: el mitin de Chamartín de la Rosa de 1928

En este nuevo trabajo queremos aportar un material nuevo sobre esta misma cuestión, pero en el final de la Dictadura de Primo de Rivera y desde la perspectiva exclusivamente socialista, a través de un mitin organizado por las Juventudes Socialistas de Madrid y Chamartín. Al acto asistió la Agrupación Deportiva, el Club Ciclista, y representantes de la Agrupación Socialista, y de la Sociedad de Oficios Varios y Dependientes de Comercio, organizaciones que tenían su domicilio en la Casa del Pueblo de Chamartín que, como bien sabemos, se encontraba en la barriada de Tetuán. El público al que iba dirigido por el mitin era fundamentalmente joven.

 El acto fue presidido por Eduardo García, presidente de las Juventudes de Chamartín. García fue un personaje muy destacado del socialismo de esta localidad, panadero, y miembro del Sindicato de Panaderos de la UGT y de la Agrupación Socialista. Sería elegido concejal en 1931 y nombrado alcalde interino y teniente de alcalde.

Los dos oradores coincidieron en defender el ejercicio moderado del deporte, encauzándolo para “la mayor dignificación de la clase obrera”

Los oradores fueron Juan Gómez, por las Juventudes de Madrid, y Mariano Rojo por la Federación de Juventudes. Rojo fue un destacado protagonista de las Juventudes Socialistas, miembro de la UGT, y luego del Comité Director del PSOE en el exilio, además de ser diputado en 1931. Los dos oradores coincidieron en defender el ejercicio moderado del deporte, encauzándolo para “la mayor dignificación de la clase obrera”, criticando el mercantilismo que había en el deporte, y que ejercerían “determinadas clases sociales”, que tergiversaban el sentido del deporte. En este sentido, debemos recordar que, por su parte, Isaac Puerta denunciaría en El Socialista en 1930 que las Sociedades Deportivas del fútbol se habían convertido en Sociedades Mercantiles, sometiendo a explotación a los jugadores, convertidos en “trabajadores del fútbol”, cotizándose en función de los beneficios que se obtenían de ellos.

Por su parte, Gómez condenó el boxeo por inhumano para pasar a describir lo que creía que era el “verdadero deporte”, aprovechando para recomendar a los jóvenes que no descuidasen sus deberes en relación con el compromiso social y político. Rojo apostó por el deporte colectivo, pero sin espectáculo, en la misma línea que venimos viendo de considerarlo como una faceta importante para el ocio y la formación en el compromiso de los jóvenes, pero no como un espectáculo mercantilizado. Rojo explicó cómo funcionaban las organizaciones deportivas obreras, especialmente las belgas, que agrupaban a miles de jóvenes socialistas. Había que crear grupos deportivos obreros, “modelos de corrección y nobleza” Esos grupos debían atraer a los jóvenes hacia el socialismo, el gran fin, en realidad, del fomento del deporte.

Hemos consultado el número 5972 de El Socialista de 28 de marzo de 1928. 

La Segunda Olimpiada Obrera en Núremberg (1929)

El SPD creó casi una sociedad obrera paralela en Alemania, y el deporte no se quedó atrás. La Liga Gimnástica Obrera fue la principal organización deportiva de los trabajadores de toda Europa, y una verdadera alternativa al deporte oficial alemán. También hay que destacar la preocupación socialista por el ciclismo.

El Socialista, núm. 6392
(04/08/1929)

Pues bien, en 1929 se celebraron las segundas Olimpiadas obreras alemanas (de los “países alemanes”) en Núremberg. Hemos encontrado un detallado artículo en El Socialista, de principios de agosto de ese año, firmado por Francisco Jonas que tuvo que ser traducido del esperanto. En esta pieza glosamos algunos aspectos de esta crónica.

El evento deportivo fue organizado, precisamente, por la poderosa organización gimnástica. Además de deportistas de Alemania estuvieron presentes deportistas de Austria (la mayor delegación después de la de las alemanas, propiamente dichas), Checoslovaquia, países bálticos, Dinamarca, Polonia y de América.

La Olimpiada se iba a celebrar en el nuevo estadio (no deja de llamar la atención de que sería el escenario, muy pocos años después de las grandes reuniones nazis que todos conocemos por las imágenes que han quedado), una gran instalación moderna y rodeado de una frondosa arboleda. El cronista también alababa la piscina con una torre de diez metros para saltos y con dos grandes tribunas para los espectadores. Detrás de la piscina estaría el gran espacio para los deportes con cuatro lados; en uno de ellos la tribuna era cubierta frente a los otros tres que no lo estaban. También había otros espacios y campos para distintos deportes.

La Olimpiada Obrera en Núremberg (1929) se iba a celebrar en el nuevo estadio que sería el escenario, muy pocos años después, de las grandes reuniones nazis 

La fiesta de apertura tuvo lugar en el Ayuntamiento donde estuvieron presentes los representantes del movimiento deportivo obrero y las distintas autoridades, porque el salón no tenía capacidad más que para setecientas personas. En dicho acto destacó la figura de Gellert, a la sazón, presidente de la organización deportiva obrera alemana, aunque también intervinieron el alcalde de la ciudad, que, aunque no pertenecía a la socialdemocracia, pero que, siempre según nuestro cronista, manifestó sentirse admirado de la armonía y “encanto de la fiesta”. También hubo palabras del presidente del parlamento alemán y el líder de la Internacional Socialista Obrera de Deportes, así como de otros representantes obreros. El acto fue transmitido al estadio a través de altavoces, y al día siguiente, por la mañana comenzaron las competiciones.

El Socialista publicó, además, del artículo, que era una glosa laudatoria con intentos de ser literaria, una fotografía donde se veía a un grupo de muchachas deportistas desfilando por Núremberg.

Hemos consultado el número 6392 de El Socialista, y también el texto de Jacques Droz, “La socialdemocracia alemana (1875-1914), en el libro que coordinó, Historia General del Socialismo, publicado en España en Destinolibro en 1979.

El deporte obrero en Austria (1931)

Con motivo de la celebración en el verano de 1931 de la Segunda Olimpiada Obrera en Viena, el principal órgano socialista español dedicó un análisis sobre la importancia del deporte obrero en Austria, que justificaba la elección de su capital para dicho evento deportivo del movimiento obrero internacional.

Las Olimpiadas Obreras fueron actos de competición deportiva, y que tuvieron lugar entre los años veinte y treinta. Se trataba de la respuesta del movimiento obrero al deporte instituido a través de clubes y federaciones, que era considerado como muy elitista. Pero también era una alternativa al olimpismo, porque era tachado de ser un producto del nacionalismo competitivo. El movimiento obrero quería, por lo tanto, establecer un modelo distinto de deporte, sin su creciente comercialización, y al servicio de los trabajadores y trabajadoras, sin connotaciones patrióticas, sino para fomentar el deporte, la salud y la fraternidad.

En 1913 nació en Gante la Internacional Deportiva Obrera, surgida, pero que no pudo desarrollarse por el estallido de la Gran Guerra. Los objetivos fueron retomados después de terminar la contienda en 1920, surgiendo la Federación Internacional Obrera para el Deporte y el Acondicionamiento Físico, que luego en 1927 pasó a ser la Internacional Deportiva Obrero Socialista, la organización que puso en marcha las Olimpiadas Obreras. Por otro lado, estaba la Sportintern, surgida con la Revolución Rusa, y que organizaba las denominadas “Espartaquiadas”. Así pues, en el seno del deporte también se produjo la división entre socialistas y comunistas.

Las Olimpiadas Obreras fueron actos de competición deportiva, que daban respuesta al deporte a través de clubes y federaciones, que era considerado como muy elitista

Aunque se celebró una especie de Olimpiada Obrera en Praga a finales de junio de 1921, la primera realmente como tal organizada por la Internacional Deportiva fue la que tuvo lugar en Francfort en julio de 1925. La segunda se celebró en Viena, entre el 19 y el 26 de julio de 1931.

La elección de Viena para la celebración de la Segunda Olimpiada Obrera se debió al interés por homenajear a los militantes austriacos que habían puesto en marcha la Asociación Nacional del Deporte Obrero Asko.

El Socialista, núm. 6837
(07/01/1931)

La importancia del deporte obrero en Europa central era evidente y el caso austriaco es un claro ejemplo de ello, dada la poderosa organización obrera que allí, como en Alemania, llevaba decenios desarrollándose. Constituía una alternativa a ocios considerados poco saludables, como el que se podía desarrollar en las tabernas, especialmente para los jóvenes.

La Unión de nadadores obreros contaba a comienzos de los años treinta con unos siete mil miembros permanentes, y treinta mil abonados para la temporada veraniega. Su principal establecimiento estaba en el Alto Donau donde se podía bañar y tomar el sol, una costumbre en esos momentos muy fuerte en Centroeuropa. Se habían construido instalaciones para pudieran ir familias enteras a precios populares. Se calculaba que en el verano de 1930 asistieron ciento veinte mil personas, de las cuales veinte mil eran niños. Por su parte la Municipalidad vienesa de signo socialista (“Viena la roja”) ponía a disposición de sus habitantes dieciocho piscinas de natación, destacándose el Amelienbad, la piscina más grande de Europa.

Por su parte, los Amigos de la Naturaleza contaban con sesenta mil miembros, que practicaban el alpinismo, el remo y las excursiones a pie. Habían construido unas instalaciones en el Danubio para canoas, y un conjunto de refugios en las montañas.

El fútbol, un deporte que creció en los años veinte y treinta de forma vertiginosa, tenía un lugar destacado en el Asko, porque contaba con una sección compuesta por veinte mil miembros. Pero, además, también el ciclismo estaba muy desarrollado dentro de esta organización con veinte y dos mil asociados. Por fin, había tres mil luchadores y gimnastas, además de conductores de motocicletas, aviadores y cazadores.

Hemos consultado el número 6837 de El Socialista, de 7 de enero de 1931. Podemos acudir al artículo, “El deporte y el movimiento obrero socialista”, publicado en Diagonal en septiembre de 2010. Sobre el deporte obrero español es muy sugerente la consulta de la monografía de Francisco de Luis Martin, Historia del deporte obrero en España (De los orígenes al final de la Guerra Civil), Universidad de Salamanca, 2019. 

Los deportistas obreros ante las elecciones de 1936

La Federación Cultural Deportiva Obrera publicó un comunicado a finales de enero de 1936 ante las elecciones que se iban a celebrar unas semanas después. Este artículo trata sobre el mismo.

Los jóvenes comunistas españoles se movieron para crear organizaciones deportivas, esfuerzos que cristalizaron en 1931, en el momento en el que florece la Segunda República, con la creación de la Federación Cultural Deportiva Obrera. La organización fue creciendo, ya que a la altura de 1933 tenía 9.500 miembros, más de la mitad en Madrid. Al año siguiente se creó una sección catalana. Precisamente, en 1934 la Federación se adhiere a la Internacional Deportiva Roja. En realidad, se trataría de la organización comunista más potente de España, mucho más que el propio PCE. A pesar de lo poco conocido que es este asunto España vivió un evidente desarrollo del deporte desde la perspectiva obrera durante los años treinta.

A pesar de lo poco conocido que es este asunto España vivió un evidente desarrollo del deporte desde la perspectiva obrera durante los años treinta

Pues bien, como hemos expresado, dicha Federación manifestó su postura electoral, y que fue recogida en las páginas de El Socialista, en esos tiempos de acercamiento entre socialistas y comunistas. Los deportistas obreros querían mostrar que contaban con una organización que buscaba la renovación del deporte para que perdiera su carácter elitista, ya que hasta entonces había sido patrimonio de una minoría de “señoritos”.

El Socialista, núm. 8047 (31/01/1936)

La juventud obrera tendría derecho a disfrutar de los beneficios del deporte y de la cultura física. La Federación tenía como objetivo la conquista para los jóvenes españoles de una vida “alegre y sana de deporte y estudio”.

La Federación consideraba que los jóvenes españoles de la época eran muy inquietos, que manifestaban un gran interés por el teatro, la música, el cine, la literatura, etc.

Pero, en su opinión los gobernantes del denominado Bienio negro habían intentado impedir por todos los medios sus actividades, denegando un apoyo oficial que, en todo caso, no había sido solicitado, y se habían producido disoluciones de grupos en algunos lugares del país por el supuesto delito de promover la cultura y el deporte en lugares muy apartados, entre los campesinos. La Federación aplicaba la lucha de clases en este asunto, ya que frente a las fuerzas políticas del Bienio negro que promoverían el analfabetismo, la organización lo combatía. La incultura, siempre según su postura, era un aliado eficaz de las derechas.

En ese momento el país estaba llamado a las urnas, enfrentándose dos bloques antagónicos. La Federación tenía el deber de fijar públicamente su postura ante las elecciones. La Federación ya había manifestado lo que había supuesto la última etapa política, impidiendo sus trabajos culturales y deportivos. Por eso no podía ser partidaria del bloque de las derechas. La Federación apoyaría con energía al Frente Popular en su lucha.

Como fuente primaria hemos empleado el número 8047 de El Socialista. La cuestión del deporte obrero en España ha sido abordada en un interesantísimo trabajo de André Gounot, “El proyecto de Olimpiada Popular en Barcelona (1936), entre comunismo internacional y federalismo regional”, en Cultura, Ciencia y Deporte, año 2, nº 3, Vol. 1 (2005), pps. 115-123.