HISTORIA DE ESPAÑA

Economía y transformación social a principios del siglo XX

Instalaciones de la fábrica de La Felguera (Asturias)
Esta crisis económica finisecular fue mucho más decisiva para España que el desastre del año 1898.

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Puede hablarse al inicio del siglo XX de la existencia de una crisis generalizada destacando de forma especial la agricultura, al entrar en competencia los productos tradicionales con las nuevas potencias agrícolas cuyos precios eran mucho más baratos. Debido a esta crisis agrícola también se trasladó al mundo de la industria.

Se produce una gran disminución de las exportaciones de vino, también descendieron las exportaciones minerales sobretodo el hierro y al mismo tiempo se produjo una reducción de las importaciones del algodón. Todo ello provocó una disminución del valor de la moneda y que la Hacienda Pública presentara un déficit creciente.

Salvo Gran Bretaña, las demás naciones europeas reaccionaron ante esta crisis con el abandono de la política librecambista y el reforzamiento de los mecanismos de protección existentes.

Los efectos de esta política variaron mucho de unos países a otros. En España tuvieron una repercusión notable que se puede decir que perduraron al menos hasta los años treinta.

Esta crisis económica finisecular fue mucho más decisiva para España que el desastre del año 1898. Las circunstancias de la guerra colonial indujeron a una política monetaria que resultó positiva, dadas las circunstancias económicas que se tenían.

En la primera década y media del siglo XX, la política del gobierno cambió considerablemente:

  • La política restrictiva desarrollada por Villaverde, no profundo el estancamiento de la economía. Porque había tenido lugar un ciclo expansivo de carácter internacional.
  • Las pérdidas de las colonias no tuvo una gran consecuencia económica, pues se ha calculado que la repatriación supuso unos 2.000 millones de pesetas oro procedente de las colonias.
  • La pérdida de estas colonias supuso la incorporación a la economía española de unos empresarios innovadores que habían utilizado procedimientos de gestión modernos.

España no sólo dejó de ser considerada como un lugar apropiado para las inversiones económicas de otros países, sino que la inversión de capital extranjero incluso se duplicó. El mantenimiento de la cotización de la peseta fue un factor importante para la economía.

El textil catalán

Los capitales extranjeros dejaron de invertir en Deuda pública y en los ferrocarriles y optaron por inversiones de carácter más productivo como los bancos, empresas químicas, eléctricas o de servicios.

Cánovas del Castillo ya había realizado en la década final del siglo XIX un intento de autarquía. Las tesis del nacionalismo solían tener un carácter solemne, pero eran muy endebles argumentalmente. Se pensó que se podía proteger a todos los sectores.

Flor de Lemus, que era el más importante de los economistas del reinado de Alfonso XIII, decía que esto parecía un nombre bárbaro y que parecía un anuncio de botica o de ultramarinos.

Siendo inconsistentes las tesis nacionalistas de la economía, sin embargo, consiguió el apoyo de amplios sectores productivos del país. Dadas las dificultades estructurales de nuestra economía tuvo una consecuencia positiva pues contribuyó al crecimiento económico en sus inicios.

La economía española se caracterizó por una agricultura poco rentable y por una industria mayoritariamente dependiente y solamente concentrada en unos pocos lugares como era Cataluña y el País Vasco. Dependía de las patentes y materias primas extranjeras.

Avenida Parallel de Barcelona 
en el año 1913, mirando al
este mostrando las chimeneas
de la central eléctrica que abastecía
las industrias de la zona

El proteccionismo no tenía una expresión solamente arancelaria. Este proteccionismo se produjo en el año 1906 creándose unas barreras arancelarias de las más fuertes de Europa. Esta normativa la realizó Alzola que representaba los intereses de la minería y siderurgia vasca, pero fue rápidamente alabada por la industria textil catalana.

La protección arancelaria era del 50% y los derechos debían ser pagados en oro. En el momento que llegó Antonio Maura al poder en el año 1907, se optó por medidas de estímulo directo a la producción industrial.

Un precedente de la tendencia de esa época en la organización de un número infinito de comités reguladores de la producción. En estos primeros años del siglo XX se produjo un aumento del papel del Estado en la vida económica y el Ministerio de Fomento llego a alcanzar el 15% del presupuesto del Estado.

En agricultura con el cambio del siglo, se produjeron los comienzos de una serie de transformaciones. Cabe atribuir al desarrollo agrícola un ritmo considerablemente más elevado que el de la época anterior.

El crecimiento agrícola a finales del siglo XIX era de un 08% anual, mientras que en la primera década del siglo XX lo hacía al 1,5%. La razón de este crecimiento agrícola se debe a la introducción de una serie de técnicas nuevas y de cultivos que suponían una novedad en el campo español.

En el periodo entre los años 1900 al 1914 lo que más creció fue la de la maquinaría y gran parte de ella era agrícola. Empezó a introducirse maquinaría más sofisticada, aunque solo en zonas latifundistas, que podían permitirse esas inversiones.

La producción nacional fue ya superior a la importación en el año 1914. El regadío constituyo una fuente importante del programa regeneracionista, pero a pesar de este planteamiento los resultados distaron mucho de los objetivos planteados inicialmente.

Se puede calcular que en los inicios del año 1920 había 1.500.000 ha de regadío y más de la mitad tenían procedencia pública. La iniciativa privada fue fundamental en lagunas regiones como Valencia pues había confianza en obtener unos buenos rendimientos económicos.

Todas estas innovaciones introdujeron modificaciones de cierta importancia en la agricultura nacional. El trigo, el cultivo que siguió siendo fundamental se vio beneficiada a la vez por las nuevas técnicas y por el proteccionismo de la política oficial.

Madrid a inicios del siglo XX

Hubo un incremento de las superficies cultivadas con una media anual de 37000 Ha nuevas anualmente. En los primeros treinta años del siglo XX se puede decir que aumentó la superficie de regadío en un tercio del total.

La vid tardó en recuperarse de la crisis de la filoxera y algunas provincias como era el caso de Málaga no llegaron a hacerlo nunca. En cuanto al olivo paso de tener una extensión de 1.200.000 Ha al inicio del siglo XX a 2.200.000 Ha en treinta años.

Sin embargo, el sector más dinámico de la agricultura española era ya desde finales del siglo XIX eran los destinados a la exportación como era el de la naranja y los almendros.

A lo largo del primer tercio del siglo XX se duplicó su superficie de cultivo y se triplicó su valor, creciendo la producción a un ritmo anual medio del 4,5%. Se llegaba a los 3.000.000 de t en el año 1900 y ya en el año 1920 superaba las 10.000.000 t.

La remolacha fue protegida por la política del gobierno al haberse perdido las colonias que eran las fuentes de abastecimiento del azúcar. En un corto periodo de tiempo la producción de remolacha se estabilizó en las 2.000.000 de t en los inicios de la década de los años treinta.

La almendra y la naranja favorecieron la parcelación de la propiedad y la existencia de una clase media campesina alejada a la vez de la miseria del jornalero del área latifundista y de la miseria del pequeño propietario castellano.

La apertura hacia el exterior como la creación de un mercado nacional tuvo como consecuencia una relativa especialización agrícola o ganadera, dependiendo de las elites locales.

En Andalucía donde los rendimientos de la agricultura eran altos y la mano de obra abundante y barata, y apenas si se introdujeron algunos cultivos tropicales en la costa. En Asturias se inició una especialización ganadera y en el año 1910 se creó una fábrica de mantequilla.

Galicia había empezado a exportar ganado vacuno a Gran Bretaña y durante los primeros treinta años del siglo XX se transportaron más de 4.000.000 de cabezas de vacuno. También se desarrolla una industria conservera fundamentalmente en Vigo apoyada por franceses y catalanes.

La Banca española había surgido a mediados del siglo XIX, pero con una gran fragilidad que le impidieron desarrollarse. Al final del siglo XIX multiplicó sus depósitos por nueve, pero en los primeros treinta años del siglo X los multiplicó por veinte.

En los orígenes de la banca hubo dos factores decisivos:

  • La repatriación de capitales procedentes de las colonias.
  • La capitalización por la exportación del hierro.

La banca jugó un papel decisivo en determinados sectores industriales nuevos. Fueron ellos los más dinámicos en un momento en que aun se estaba lejos del despegue industrial.

Entre los años 1900 al año 1914 el índice de producción industrial paso de 76 a 101, mientras en los años veinte ya se alcanzó el 144. Este periodo permitió iniciar un proceso que nos llevaría a la expansión económica posterior.

Bodega de Jerez de la Frontera
a inicios del siglo XX

Hacia el año 1913, la mitad de la producción estaba en manos extranjeras. La extracción de carbón experimentó un crecimiento considerable. Desde principios de siglo hasta el año 1913 creció la producción más de un 50%, su producción rondaba las 2.500.000 Tm y daba empleo a 18.000 mineros en Asturias.

Se llegó a la máxima exportación de mineral del hierro en el año 1899, se llegó a la máxima exportación con 5.500.000 t. A partir de ese momento, una parte del hierro fue empleada para la creación de la siderurgia nacional. Se fundó Euskalduna en el año 1900 y Altos Hornos de Vizcaya en el año 1902, por estas mismas fecha se fundó Duro Felguera.

A comienzos de la I Guerra Mundial todavía había una exportación mineral del hierro vasco al extranjero. Esta región había conseguido una superioridad respecto al resto del país sobre todo en siderurgia y construcción naval.

El País Vasco se había beneficiado de la capitalización producida por la exportación del mineral, pero también de la tecnología británica. La ría de Bilbao gracias a la siderurgia y a la banca se había convertido en un ejemplo de la civilización industrial que en el resto España no había apenas y solo existía el mundo rural.

Cataluña sobresale por la industria textil que había sufrido el impacto de las colonias americanas y que era su gran mercado. Se habían importado algodón en el año 1894 por la cantidad de 78.000 t., ya en el año 1901, solo se llegó a 68.000. El textil catalán se recuperó a partir del año 1906 que reservaba el mercado interior a los industriales catalanes del textil.

Fábrica azucarera de Granada de inicios de siglo

El textil catalán solamente exportaba el 10% de su producción y se forzó que no hubiera competencia en España para los productos catalanes, por lo que ante la falta de competitividad exterior se produjo que esta industria no se modernizara.

Cataluña, sin embargo, tuvo otras dinámicas más agresivas con lo que pudo competir con el País Vasco destacando los nuevos sectores de la electricidad y del cemento además de la creación de una industria química y de una industria ligera. La que resultó más importante fue la industria eléctrica que provocó la denominada segunda transición energética, del vapor a la electricidad.

Se fundó Hidroeléctrica Ibérica en el año 1901, que se transformó posteriormente en Iberduero, a partir de las inversiones de los bancos Aldama, Urquijo y Vizcaya. Hidroeléctrica Española se creó en el año 1907. Las principales industrias eléctricas eran en el año 1911 la Barcelona Traction que se le conocía como la canadiense por el origen de su capital y Energía Eléctrica de Barcelona. Otras empresas importantes eran también Unión Eléctrica y la Catalana de Gas y Electricidad.

La industria textil ya en el año 1913 había sustituido el vapor por la electricidad en más de la mitad de la industria de Sabadell y Tarrasa y en el año 1916 la sustitución ya era total. La primera fábrica de cemento se construyó en Asturias en el año 1898, pero en ese mismo año ya había dos cementeras catalanas, Asland y Fralos que ya cubrían el 50% de las necesidades nacionales.

Entre finales del siglo XIX y el año1905, surgieron en España las primeras industrias químicas moderna, debemos destacar Unión Española de Explosivos en el año 1896, Electro química de Flix en el año 1897, Papelera Española en el año 1901 y Cros en el año 1904, destacando la producción de ácido sulfúrico y superfosfatos.

Se produjo un movimiento emigratorio, donde el 10% de su población se desplazó, y de este porcentaje un 80% procedía del mundo rural. Este desplazamiento se produjo a las grandes ciudades, donde se asentaba la industria, Barcelona recibió 260.000 inmigrantes en los primeros veinte años del siglo XX y Madrid 230.000 inmigrantes

Existía también una importante emigración hacia el exterior y en el año 1914, llegaron 30.000 españoles a Argelia, pero la emigración española se centro fundamentalmente en Iberoamérica. La salida de españoles en los primeros quince años del siglo XX fue de unos 340.000 inmigrantes. Cuando estalló la I Guerra Mundial había en Argentina más de 500.000 españoles y en Francia unos 100.000.

La procedencia de los emigrantes no fueron las regiones del latifundio. Entre finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, uno de cada dos gallegos emigró. Debemos destacar otras regiones como Canarias que experimentó una emigración semejante a la gallega.