CINE DE TERROR

'Hermana muerte': el gótico se traga la pureza del hábito

Fotograma de la película. (Imágenes de Filmaffinity).

Ádrian Sanz González | @AdriSanz16666

Después de 6 años, Paco Plaza vuelve para introducirse en los orígenes de Verónica (2017). Un elaborado ejercicio que muestra un trato y una posición del terror totalmente diferente a lo que visto a lo largo de su filmografía.

Ambientada en la España de la posguerra, Hermana Muerte nos pone en la piel de la niña santa de Peroblasco. Una joven capaz de hacer milagros, y que ahora, en su edad adulta ha decidido pasarse al lado de Dios. Eso sí, mientras educa a las niñas del convento, intentará descubrir si realmente quiere tomar los votos para ser monja. Una toma decisión que se verá interrumpida con los perturbadores e inexplicables sucesos, y que, a lo lejos, buscan abrir la caja de pandora que esconde del convento.

Lejos del realismo que podía haber creado con el caso de Vallecas, Paco Plaza, después de varios años, decide afrontar la creación e invención de la monja más inquietante del cine, la Hermana Muerte. Un personaje, que, dentro de la imaginación de muchos, parecía tener una gran historia que explicar. Y todo parecía acompañarlo: un convento blanco y luminoso, unas monjas con un pasado, Paco Plaza… pero al final acabado siendo un quiero, y no puedo.

A plena luz del día, y donde las paredes blancas parecen están hechas para evitar el horror, no consiguen que la falta de ritmo se cuele entre los diferentes e inteligentes giros narrativos. Una idea, que, desde lejos, recuerda a Midsommar: terror a luz del día, el lugar más insospechado… ahora bien, sin la figura de un director que se cree mejor que los demás, tanto para acabar tratando de irrespetuoso al espectador.

Paco Plaza y Jorge Guerricaechevarría, al menos, respetan al espectador, creando un mundo rico en matices. Y da igual que uno no haya vivido el contexto histórico, ya que la película de forma sutil, y estíticamente muy trabajada, consigue conducir al espectador al recóndito convento. Un trabajo, que junto a la puesta en escena –arquitectura, la decoración, la vestimenta…–, hace que verla no haya sido en vano, a pesar de su falta de ritmo y su constante repetición.

Al fin al cabo, ese pequeño barniz que se le aplica a un guion/película, no consigue embellecer el hecho de que 90min se hagan eternos. Llegando a la resolución y explicación de los hechos exhausto y cansado de lo monótono que se hace todo. Por muy cuidada que esta la puesta en escena, al no encajar con la narración, todo acaba perdiendo el hilo conector.

En definitiva, este enfoque diferente sobre el terror no ha acabado de salirle del todo bien a Paco Plaza. El trabajo, el tono y la premisa temática que tenía La Abuela sigue siendo, hoy en día, más rica en matices, y como filme está muchísimo más medido y controlado para los amantes del terror.

Aunque es curioso, tengo la sensación que Hermana Muerte, con el tiempo, acabará generando una falsa satisfacción al espectador. Es decir, con el tiempo, el público olvidará las escenas monótonas, y solo recordará la brillantez del aspecto visual y los giros de guion. Pero bueno, eso son suposiciones, veremos que dice realmente el tiempo.