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'The substance': tú, pero mejor en todos los sentidos

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Miguel Ángel Leija | @CinemaCuarenten

Una jeringa con un líquido verde fosforescente es introducida en la yema de un huevo. A los pocos segundos, una segunda yema brota de la original, más brillante y pura, sin imperfecciones.

Tras provocar vómitos y aplausos a partes iguales en su estreno en el Festival de Cine de Cannes, donde se consagró con el galardón a Mejor Guión, llega The Substance a cines, una cinta arriesgadísima que está destinada a convertirse inmediatamente en una película de culto moderna. ¿Qué podemos esperar de ella?

Nos encontramos con Elisabeth Sparkle, una ex actriz que tras tocar el cielo en sus mejores épocas, vive el peor momento de su carrera fruto del envejecimiento y sus consecuencias físicas. Empujada por la frustración al ser despedida de su programa de televisión, Elisabeth decide inscribirse en un misterioso programa médico experimental el cual le promete convertirse en una mejor versión de sí misma sin saber a ciencia cierta lo que esto significa. Así, del cuerpo de nuestra protagonista emergerá una versión más joven y bella que no dudará en recuperar lo que le fue arrebatado.

Una cinta arriesgadísima que está destinada a convertirse inmediatamente en una película de culto moderna

De esta manera, nos metemos de lleno en una película que lleva al extremo la búsqueda por la perfección con resultados tan grotescos que absolutamente ningún espectador puede imaginar lo que está a punto de ver. The Substance es ante todo una sátira social que expone el abusivo trato al que son sometidas las mujeres en el mundo del espectáculo. La primera parte de la película es un carnaval erótico que poco a poco va descendiendo a los infiernos hasta convertirse en una explosión de sangre y deformidades.

Existe una infinidad de películas que abordan la misma temática pero The Substance lo hace de un modo tan distinto que sobresale del resto de manera inmediata. En su originalidad reside su genialidad: con referencias muy directas a 2001: Odisea en el Espacio, El Resplandor, Carretera Perdida o Dead Ringers, Coralie Fargeat nos entrega un body horror de proporciones épicas, donde la exageración adquiere dimensiones desproporcionadas, y esta valentía es digna de todos los aplausos.

Es necesario comentar que a pesar de sus puntos destacables, hay un aspecto negativo especialmente relevante en su guión: la verosimilitud. Al ver una película de superhéroes, por poner un ejemplo, nosotros como espectadores no nos sentimos sorprendidos por la aparición de superpoderes en los personajes debido a que estos son coherentes dentro de la naturaleza del universo de la obra. 

Es ante todo una sátira social que expone el abusivo trato al que son sometidas las mujeres en el mundo del espectáculo

¿Qué es lo que pasa con The Substance en este sentido? Si bien al inicio de la película navega de manera muy inteligente para no responder a ciertas preguntas técnicas que surgen inevitablemente sobre lo que vemos en pantalla —¿qué interés podría tener quien la invita al programa si después mencionan que ni siquiera trabajaba para la “compañía”? ¿Cómo es posible que el tratamiento sea gratuito? ¿Por qué el hecho de que Sue no tenga pasado no le perjudica en su carrera profesional?—, estas se van acumulando hasta llegar al punto de lo irrisorio como la reacción del público en la escena final. ¿Fue merecido el premio a Mejor Guión realmente?

Quien sí merece todos los premios habidos y por haber es quien seleccionó a Demi Moore y Margaret Qualley para los papeles principales. Ambas devoran la pantalla en la que es, sin lugar a dudas, su mejor interpretación hasta la fecha. Esperemos que esto signifique un repunte en la carrera de la primera y la consagración de la segunda.

En conclusión, nos encontramos ante una obra que si bien no es para cualquiera, es ya una de las mejores películas dentro de su género. The Substance es, ante todo, un soplo de aire fresco en la oferta cinematográfica actual que, siguiendo la estela de películas como Titane, seguramente abrirá camino para más propuestas arriesgadas y a nosotros como público no nos queda más que agradecer.