CINE

‘Nuestro día’, de Hong Sang-soo

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Fran Nieto

Lo más memorable del largometraje que hace el número treinta del cineasta surcoreano Hong Sang-soo, titulado ‘Nuestro día’, es sin duda un gato esponjoso y regordete, que siempre se roba el espectáculo cada vez que aparece en pantalla. Probablemente porque la película no posee la trascendencia de obras mayores del director como HaHaHa (2010) o Right Now, Wrong Then (2015), mi mente a menudo divagaba de lo que estaba sucediendo en la acción de la película y no pude evitar querer ver más de ese gato en cuantas más escenas fueran posibles.

Ese peculiar felino pertenece a una mujer llamada Jeong-soo (Song Seon-mi), y la primera escena establece su relación con su amiga Sang-won (Kim Min-hee), quien se ha quedado en la pequeña residencia de Jeong-soo por un tiempo. Mientras hablan casualmente entre ellas, el gato de Jeong-soo hace acto de presencia y el ambiente se vuelve un poco más divertido cuando Sang-woo juega brevemente con él, al que no le importa en absoluto su atención.

Mientras tanto, la película también se centra en un poeta anciano llamado Eui-joo (Ki Joo-bong), quien recibe la visita de una joven realizadora de documentales llamada Ji-soo (Park Mi-so). Eui-joo está dispuesto a contar cualquier cosa frente a la cámara de vídeo digital de Ji-soo, pero su proyecto no parece ir tan bien a pesar de su valiente entusiasmo, ya que en realidad él no tiene mucho que decir, probablemente porque le aconsejan que deje de beber y fumar debido a su problema de salud. Teniendo en cuenta la frecuencia con la que los personajes masculinos de las películas de Hong beben o fuman, la abstinencia continua de Eui-jooresulta muy divertida, aunque el personaje de entrada parece que se encuentra bastante cómodo en su nueva condición de abstemio.

Independientemente de si su energía artística esté dirigiéndose hacia terrenos menos trabajosos, Hong todavía es capaz de obtener muy buenas actuaciones de su elenco actoral

Un poco más tarde, Eui-joo recibe la visita de Jae-won (Ha Seong-guk), un chico que ha considerado seriamente dedicarse al mundo de la actuación. Gracias a su presencia y a su coetaneidad con la directora del cortometraje el ambiente se va volviendo cada vez más afable, ya que Eui-joo frecuentemente enfatiza la honestidad y la integridad. 

Las dos partes diferenciadas de la película se conectan posteriormente a través de Ji-soo, quien visita la residencia de Jeong-soo a mitad de película. Mientras habla con Jeong-soo y Sang-won, observamos a Sang-won mostrando una forma extraña de comer ramen, que también demuestra Eui-joo frente a Ji-soo durante una escena anterior de la película. ¿Sang-won realmente conoce a Eui-joo, aunque no le cuenta nada sobre él a Eui-joo? De hecho, en la película no se aclara, pero queda la duda de si estos dos personajes tienen algunos elementos personales con Hong Sang-soo y Kim Min-hee, pareja en la vida real.

Sin embargo, en ningún instante se intentan conectar ambos segmentos narrativos, ni tampoco existen sinergias que nos hagan deducir cualquier tipo de punto de contacto entre ellos. Cuando el gato de Jeong-soo desaparece repentinamente sin razón aparente, el estado de ánimo oscila entre lo dramático y el suspense, pero no hay que preocuparse, porque esta situación urgente se resuelve rápidamente de una manera anticlimática. En el caso de Eui-joo, ocurre algo que aquí no desvelaremos pero que le va a aportar grandes dosis de alegría y bienestar, una circunstancia en la que también se van a ver involucrados sus dos invitados.

Un cineasta que en los últimos años ha realizado dos o incluso tres películas al año, con un éxito poco común en la hipnótica singularidad de su puesta en escena

Independientemente de si su energía artística esté dirigiéndose hacia terrenos menos trabajosos y sí más contemplativos, Hong todavía es capaz de obtener muy buenas actuaciones de su elenco actoral, tan naturales y espontáneos como uno puede llegar a esperar de sus artistas. Si bien Kim Min-hee, Song Seon-mi y Park Mi-so son particularmente efectivos cuando sus personajes ocupan la pantalla juntos durante una larga escena de conversación, desearía que la película pudiera utilizar más de sus interacciones sin esfuerzo en la pantalla. En el caso de Ki Joo-bong, quien también es uno de los artistas frecuentes de Hong, aporta algo de sentido del humor a su cansado personaje, y Ha Seong-guk también es sólido como un tipo que ni siquiera sabe bien qué preguntar.

En torno a la creación y al deseo de hacer una pausa emergen gran parte de las cuestiones autobiográficas de un cineasta que en los últimos años ha realizado dos o incluso tres películas al año, con un éxito poco común en la hipnótica singularidad de su puesta en escena.