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Detective Conan: Black Iron Submarine

Joan Segovia | @JoanRohan

Como cada año, desde 1997, llega otra película más de Detective Conan a la gran pantalla, la veintiséis para ser concretos. Siendo un producto anual, uno ya puede esperarse un guion flojo, hecho a prisas y con más agujeros que un queso gruyere, además de una animación más a la altura de un episodio del anime que de una película donde lucir los personajes y sacar pecho de su calidad. Y sin sorpresas, tal cual lo espero con lo encontrado.

La historia es una enrevesada y forzada trama sobre como los jóvenes detectives, los amigos del colegio de Conan, que junto al doctor Agasa, van a ver unas ballenas. Esto se complica con la aparición de La Boya, una base marina de la Interpol que, casualidades de la vida, se encuentra en la misma isla veraniega donde viajan los niños. También casualidad, varios policías japoneses, tanto nacionales como metropolitanos de Tokio (aún no sé qué pintan aquí). Siguiendo para bingo, los Hombres de Negro, los malos de la serie que casi nunca salen, también están por aquí buscando piratear los datos de la base de la Interpol. Con tanto secundario apareciendo forzosamente en la historia, llegó un momento que esperaba que saliese el elenco entero de personajes del manga para hacerse una gran foto familiar o algo.

Una más de la demasiado explotada saga de películas de Detective Conan a la que no le vendría más tomarse un año sabático

Con tanta gente, y tantos con dobles identidades, es necesario tener fresca la historia del cómic para comprender los matices de todos ellos. Personajes como Rum tienen un peso importante en la trama y, tratándose de alguien que hace aparición en el capítulo 1066 del manga (estrenado en octubre del 2021), ya queda claro que la obra se dirige al público más fiel de la serie y no tiene intención de captar nuevos espectadores.

Aun con estos puntos que le juegan en contra, la historia es más que entretenida. Conan deberá colaborar con agentes internacionales para evitar que la organización secreta más peligrosa del mundo se haga con el control del software más avanzado de la Interpol. Sumado a esto, una de sus amigas se verá en serios problemas y él deberá jugarse la vida para salvarla. Sus dotes deductivas no tienen demasiado espacio para brillar, pues se trata más de una película de acción y espías que de detectives, pero aun así el personaje sigue haciendo gala de su ingenio en las situaciones más difíciles.

Detective Conan: Black Iron Submarine es entretenida y divertida para los seguidores de la serie, pero que puede ser una mala aproximación para los que lleven tiempo lejos del manga, o del anime, en el que se basa. Con un uso bueno de los efectos digitales, pero sin resaltar en su apartado gráfico ni en su estilo de arte. Simplemente, una más de la demasiado explotada saga de películas de Detective Conan a la que no le vendría más tomarse un año sabático tras más de 25 años de trabajos forzados.