jueves. 18.07.2024

Aleix Sales | @Aleix_Sales

Cuando uno lee la palabra venganza, o “vendetta”, en la sinopsis del título que nos ocupa, automáticamente le lleva a pensar en los leitmotivs canónicos de este tipo de historias ateniéndonos al espacio entre dos países en que se ubica: la mafia por parte de Italia y el conflicto balcánico por la de Eslovenia. Pero en su historia, El hombre sin culpa toma otro camino, más arraigado a la denuncia social y a la amenaza sanitaria, explorando a la vez la moral humana y la subversión de los roles de poder cuando el pudiente es vulnerable y el trabajador subordinado tiene capacidad de decisión.

El film abraza un estilo realista cercano y apoyado en una cierta frialdad formal muy dada en el cine itálico

Tras un arranque onírico pesadillesco algo desconcertante, el film abraza un estilo realista cercano y apoyado en una cierta frialdad formal muy dada en el cine itálico reciente en películas como Una femmina. Código de silencio (Francesco Costabile, 2021). Para su debut en la ficción, Ivan Gergolet, documentalista fogueado en títulos como Dancing with Maria (2014), aborda la diferencia de clases con una solemnidad prometedora que, sin embargo, es incapaz de mantener y acaba derrapando hacia recursos demasiado fáciles como lo es el diálogo explicativo para contarse. La sutileza se desploma y da lugar a una obra calculada y efectista en más de un momento, debilitando un conjunto relatado tediosamente.

Gergolet tampoco aprovecha la singularidad de su localización, Trieste, reduciendo al esloveno a puntuales momentos, algunos de ellos clave, pero sin ahondar más en la condición fronteriza y geopolíticamente apasionante de la ciudad. Sin desmerecer para nada la solvencia en la puesta en escena de su director, coherente con los años que lleva con proyectos al cargo, las flaquezas de El hombre sin culpa atañen más a un asunto de ritmo letárgico para, al final, no confiar suficientemente en la propuesta y optar por lo fácil y desapasionado. Una lástima, porque hay un potencial buen sabor en esta salsa que se ha cortado.

El hombre sin culpa, silencios que no se pueden mantener