CINE

Hit Man: una comedia noir que explora la identidad

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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx

¿Realmente nos conocemos a nosotros mismos? Esta es la pregunta sobre la que se articula "Hit Man: Asesino por casualidad", la nueva película de Richard Linklater. Una propuesta que, aunque inicialmente pueda parecer más ligera que trabajos anteriores como "Boyhood" o "Antes del Anochecer", en realidad se entronca con el gran tema siempre presente en la carrera de este director texano: aprovechar las oportunidades y aceptar nuestras pasiones.

En "Hit Man" (permítanme omitir el horrible subtítulo de la versión española), Gary es un anodino y aburrido profesor de instituto que se gana la vida dando clases de filosofía mientras se conforma con conducir un Honda Civic, marca que en esta película se presenta como la quintaesencia del fracaso y la invisibilidad social. Lo divertido de esta película, basada en hechos reales y sobre la cual Richard Linklater se toma algunas licencias creativas, es que este profesor, en sus tiempos libres, trabaja como espía infiltrado para el departamento de policía de Houston, haciéndose pasar por un asesino a sueldo capaz de cometer cualquier tipo de crimen, cuyo objetivo es detener a todos aquellos que le contraten. El punto de "Hit Man" es que cuando Gary se infiltra como asesino se convierte en Ron, un seductor sicario lleno de carisma que es capaz de enamorar a cualquier mujer y que no conoce límites ni vergüenza. Un personaje cuya apariencia va mutando según los clientes que le contraten, y sobre el que oscila una película que, digámoslo ya claramente, se presenta como una de las joyas de la temporada.

Richard Linklater nos brinda una película serena, propia de un director maduro que juega maravillosamente en el terreno de la comedia más loca

Este divertido punto de partida, basado en un caso real de un infiltrado que logró detener a más de sesenta residentes en el área de Houston, le sirve a Richard Linklater para reflexionar sobre la identidad humana y los diversos prejuicios que nos impiden crecer como personas y dar un salto evolutivo. Así, el personaje de Gary, interpretado maravillosamente por Glen Powell, logra cambiar totalmente su personalidad y atractivo cuando interpreta a Ron (el sicario infiltrado), dando como resultado una persona segura y sin timideces que triunfa donde va y con un magnetismo sexual arrollador. Paralelamente, está el personaje interpretado por Adria Arjona, una especie de femme fatale que se enamorará perdidamente de Ron y que también juega con su personalidad y con lo que creemos saber de ella, como bien podremos ver en algunas escenas sensuales, como cuando se disfraza de azafata.

El resultado de "Hit Man" es un noir que abraza sin vergüenza la comedia romántica para reflexionar sobre la erótica del romanticismo y los cambios de identidad. La certeza de que el peligro es un aliciente sexual que nos saca de nuestra aburrida vida se une al magnetismo evidente que tienen los sicarios en constante lucha contra su identidad final. El juego de roles está servido, y la cinta acaba siendo una potente comedia sobre las identidades cambiantes y sobre cierto nihilismo y decadencia que vivimos en nuestra vida diaria, anestesiados por las redes sociales y los videos de gatitos. Ron es lo opuesto a todo eso.

La cinta acaba siendo una potente comedia sobre las identidades cambiantes y sobre cierto nihilismo y decadencia que vivimos en nuestra vida diaria

Richard Linklater nos brinda una película serena, propia de un director maduro que sabe muy bien cómo afrontar los proyectos, y que juega maravillosamente en el terreno de la comedia más loca, sin dejar de suscitar preguntas muy interesantes en el espectador. No olvidemos que en su trilogía "Antes de" (Before Sunrise, Before Sunset y Before Midnight), la historia era el eterno dilema entre dar el paso o no dar el paso. En "Hit Man" nuevamente nos encontramos ante la dicotomía de afrontar las grandes oportunidades de la vida o vivir en la zona segura fuera de riesgos.

Finalmente, Richard Linklater nos está diciendo que la vida hay que vivirla al límite y que, de una manera u otra, debemos aceptar nuestra esencia e intentar luchar por nuestros objetivos. Una propuesta de alta calidad que corre el riesgo de pasar por la cartelera sin pena ni gloria. Cine invisible que es necesario reivindicar.