HISTORIA DE LA MASONERÍA

La condena masónica del asesinato de Canalejas

Extracto del ejemplar del Gran Oriente Español al que hace referencia este artículo.

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@Montagut |

El presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas, fue asesinado en la Puerta del Sol el 12 de noviembre de 1912. El Grande Oriente Español reaccionó ante este magnicidio a través de su Boletín Oficial de fecha de 29 de noviembre.

Para la masonería española era una “sensible pérdida” no sólo para la libertad sino también para España porque se consideraba que su personalidad era una “esperanza para la patria”, que esperaba mucho sobre la gobernación del país porque querer al fin ver como se democratizaban las leyes del país. En este sentido, el Grande Oriente Español estaría aludiendo implícitamente a los intentos reformistas regeneracionistas de Canalejas que pretendieron abrir un camino fallido hacia la democratización del país.

Ante el hecho, la francmasonería, en opinión de la obediencia española, y en virtud de sus principios filantrópicos y progresivos, y de que abominaba de todo procedimiento de fuerza, no podía guardar silencio.

Por eso, el Consejo de la Orden del Grande Oriente Español en nombre de la Familia masónica española protestaba contra el asesinato de Canalejas.

Como ya se había repetido en otra ocasión, en relación con el atentado que sufrieron los reyes el día de su boda, se consideraba que era la hora de que la masonería exteriorizase sus sentimientos de honradez y no sólo en su órgano oficial sino también en la “prensa profana” con el fin de que todo el mundo supiera cómo era la moral masónica para que se desterrasen todo tipo de patrañas que se decían sobre la misma.

La francmasonería era una institución formada por hombres “honrados, amantes de la patria y de la familia, propagadores de las doctrinas de paz y libertad, amigos de la ciencia y de la luz, partidarios de la unidad humana, y por tanto, de la igualdad, de hombres, en fin, que consideran a todos los de su especie como hermanos, sin distinción alguna”.

Así pues, se aprovechaba para resaltar que la masonería no era una organización subversiva.