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Lo hemos visto muchas veces en la pantalla. Los títulos cinematográficos que han filmado de una manera u otra la elección del próximo pontífice no escasean. Me viene a la cabeza “Las sandalias del pescador”, pero la lista sería demasiado prolija.
Nos enclaustramos con los papables en la Capilla Sixtina. Se supone que se corta la comunicación con el mundo exterior para evitar influencias. Después de todo, tiene su lógica. Da gusto ver a tantos buenos actores reunidos y chica como se abordan las miserias tan poco espirituales de los candidatos. Aunque no puedan reconocerlo, todos aspiran a la nominación e incluso tienen pensando cómo podrían llamarse de ser investidos pontífices.
Devaneos juveniles con los pecados de la carne, corruptelas de todo tipo, compra de votos. Nadie queda libre de mácula y la cooptación va decantándose por eliminación. Para mi gusto, sobra la traca final y el guión hubiera podido acabar igual sin una sorpresa que no viene a cuento. Per merece la pena ir a verla y distraerse con un film de corte clásico muy bien elaborado. A la hora de recomendarla, se merece una fumata blanca.
