CÓMIC

Rogue Trooper: ciencia ficción y guerra en Tierra Nu

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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx

Como bien explica Barsen Sánchez en el interesante prólogo que acompaña esta edición de Dolmen, Rogue Trooper nació en los años 80, influenciado por el auge de las películas de ciencia ficción, en especial la saga de La Guerra de las Galaxias. En este contexto, la revista 2000 AD preguntó a sus lectores qué tipo de personajes e historias les gustaría ver en sus páginas. La respuesta fue clara: una guerra ambientada en el futuro.

Así fue como el guionista Gerry Finley-Day y el dibujante Dave Gibbons crearon, en 1981, a Rogue Trooper, un soldado de élite modificado genéticamente para sobrevivir en la atmósfera envenenada de Tierra Nu, un planeta devastado por una interminable guerra entre las fuerzas del Sur y del Norte, donde la muerte es una constante. El resultado es una historia distópica, que, aunque no demasiado original, está repleta de elementos tecnológicos que siguen la narrativa clásica de la ciencia ficción, incorporando muchas ideas ya vistas en otros trabajos. Un ejemplo claro: algunos soldados portan sables de luz.

Una historia distópica, que, aunque no demasiado original, está repleta de elementos tecnológicos que siguen la narrativa clásica de la ciencia ficción

A pesar de que la trama se desarrolla en terrenos conocidos, Rogue Trooper cuenta con una atmósfera inquietante y cautivadora que atrapa al lector desde las primeras páginas. Uno de los aspectos más sorprendentes y característicos de este soldado modificado es que lleva consigo los bio-chips de sus compañeros caídos, implantados en su equipo: el fusil, la mochila y el casco. Este recurso narrativo le permite interactuar con sus amigos fallecidos, aunque fue un elemento con el que nunca estuvo de acuerdo Dave Gibbons, quien abandonaría pronto la serie para emprender nuevos proyectos como Linterna Verde y Watchmen.

El tomo en tapa dura y a color que nos presenta Dolmen Editorial recopila las primeras y más importantes aventuras de Rogue Trooper, que culminan en 1984. Son historias cortas de tres o cuatro páginas, donde se narran las peripecias de este soldado de piel azul, capaz de sobrevivir sin máscara en los entornos tóxicos de Tierra Nu. Como las historias eran publicadas en una revista y siempre podían atraer nuevos lectores no familiarizados con la trama, cada episodio repite en pocas líneas los conceptos clave, permitiendo que nadie se pierda en el argumento. Así, a medida que avanzamos, descubrimos un mundo devastado por una guerra sin sentido, en el que los propios soldados han perdido el rastro de sus orígenes y motivaciones. En este primer arco, Gerry Finley-Day construye una aventura donde Rogue Trooper, único superviviente de la masacre de Quartz, busca al general que los traicionó y los llevó a una emboscada que acabó con la vida de todos sus compañeros.

Rogue Trooper es un cómic que no debería faltar en la estantería de los nostálgicos y amantes de la ciencia ficción

Las aventuras de Rogue Trooper son ágiles y permiten sumergirse en un mundo increíblemente sórdido, donde la guerra ha perdido su propósito y cada enfrentamiento parece independiente del anterior. Lo más interesante del cómic de Finley-Day y Gibbons es ver cómo este soldado genéticamente modificado sobrevive a todo tipo de emboscadas, mientras que lo menos atractivo es, sin duda, la guerra misma, llena de elementos trillados y poco originales. Por ejemplo, la clara división entre la nobleza y honestidad de las tropas del Sur (a las que pertenece el protagonista) y la maldad y sordidez de las tropas del Norte, que constantemente buscan hacer trampa y causar el mayor daño posible. Esta visión maniquea deja de lado, quizá deliberadamente, la realidad de que en la guerra no existen buenos y malos absolutos. A pesar de ello, resulta interesante la reflexión sobre la guerra que propone el cómic, donde la vida de un soldado no tiene ningún valor.

A pesar del paso del tiempo, Rogue Trooper sigue siendo una lectura cautivadora, y sus aventuras han envejecido notablemente bien. No en vano, es uno de los personajes más icónicos de la revista 2000 AD, junto con Juez Dredd, con quien comparte varios elementos. Sin duda, Rogue Trooper es un cómic que no debería faltar en la estantería de los nostálgicos y amantes de la ciencia ficción, especialmente de aquellos seguidores de las aventuras publicadas por el sello 2000 AD.