CINE

'Shayda': la lucha silenciosa de las mujeres iraníes

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Jaime Polo | @lovacaine

"Shayda," la ópera prima de Noora Niasari, nace desde un conmovedor homenaje a la valentía de las mujeres iraníes y un testimonio de la resiliencia femenina. Esta película, ganadora del Premio del Público en el Festival de Cine de Sundance y candidata australiana a los Premios Óscar 2024, ha logrado capturar tanto a la crítica como al público, consolidándose como una de las producciones más destacadas del año.

La trama sigue a Shayda (interpretada magistralmente por Zar Amir Ebrahimi), una joven iraní que busca refugio en un centro de acogida en Australia junto a su hija de seis años, Mona, tras huir de su esposo abusivo, Hossein. A través de los ojos de Shayda y Mona, Niasari nos sumerge en una narrativa íntima y desgarradora que refleja las luchas cotidianas de una madre inmigrante soltera mientras intenta proporcionar una vida normal para su hija en medio de la adversidad.

Una de las grandes fortalezas de "Shayda" reside en la autenticidad de sus personajes y la profundidad de sus actuaciones. Zar Amir Ebrahimi, ya aclamada por su papel en "Holy Spider", ofrece una interpretación que resuena con una poderosa vulnerabilidad y fortaleza. Sus ojos expresivos son un mar de emociones, transmitiendo el miedo, la esperanza y la determinación de una madre dispuesta a todo por proteger a su hija. Selina Zahednia, quien interpreta a Mona, sorprende con una actuación natural y conmovedora que captura la inocencia y el coraje de una niña atrapada en circunstancias difíciles.

"Shayda" no solo es una narración personal, sino que también arroja luz sobre la situación de las mujeres en Irán, un país donde las libertades y los derechos de las mujeres han sido severamente restringidos durante décadas. En Irán, las mujeres enfrentan leyes y prácticas que las subordinan a los hombres, limitando su capacidad para tomar decisiones autónomas en aspectos fundamentales de sus vidas, incluyendo el matrimonio, el divorcio, la custodia de los hijos y la libertad de movimiento. La valentía de Shayda al escapar de su situación refleja el coraje de muchas mujeres iraníes que luchan contra un sistema opresivo que frecuentemente las relega a un segundo plano.

La producción de Dirty Films, con Cate Blanchett a la cabeza, garantiza una calidad impecable en cada aspecto del filme. La cinematografía y la ambientación reflejan con precisión la vida de los inmigrantes en Australia, añadiendo autenticidad a la historia. Además, la película no solo celebra la resistencia y la lucha por la libertad, sino que también resalta la importancia de la comunidad y el apoyo entre mujeres.

"Shayda" no es solo una película, “Shayda” es un tributo.