CINE | 72 FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

‘Cuando cae el otoño’: el nuevo drama humano de Ozon

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Sofia Chiabolotti | @sofiachiab

La primera vez que fumé tenía siete años. El humo se desprendía de los labios y la realidad cobraba un nuevo sabor, más seductor si cabe. La barbilla levemente bajada de Lauren Bacall acentuaba la sombra de los párpados, mientras Humphrey Bogart dejaba deslizar fuera de cámara la cerilla que, instantes anteriores, había iluminado la mirada más fascinante de Hollywood.

The Look (la mirada), así fue pronto rebautizada la joven estrella de cine y así la conocí de pequeña, mientras con una pajita blanca soñaba con ser mujer y fumarme mi cigarrillo a la manera de Bacall. 

Hace unos días Lauren Bacall hubiera cumplido cien años. Y recorriendo los fotogramas más emblemáticos de su trayectoria, el abismo es evidente entre el cine actual y el de la Hollywood clásica. La última película de François OzonCuando cae el otoño, nos demuestra una vez más que ahora es el cine que va detrás de la realidad y no al revés.

François Ozon logra escabullirse fácilmente de las normas sociales, roza con maestría todas las temáticas más delicadas, sobre todo en tiempos de cancelación cultural

Frente a una película en blanco y negro de Howard Hawks había margen de sobra para que una niña pudiera erotizar el acto de fumar un cigarrillo, ahora sería de mal gusto. El intervalo entre lo real y lo ficticio se ha hecho más estrecho, con el resultado que el espectador sufre más, porque lo que ve se parece demasiado a su vida.

Soñamos menos como espectadores, pero reflexionamos más a la hora de mirar, porque el espejo que la pantalla nos devuelve es demoledor y verdadero a la vez. Este es el mayor logro del director francés y de su última película, Cuando cae el otoño.

François Ozon logra escabullirse fácilmente de las normas sociales, roza con maestría todas las temáticas más delicadas, sobre todo en tiempos de cancelación cultural. Recoge hábilmente la enseñanza de las antiguas tragedias griegas, en las que en ningún momento se veían en la escena actos cruentos.

Nos habla de la prostitución, del suicidio, de la cárcel, de la maternidad y de la vejez sin representarlos. El foco de la atención no está puesto en la sangre o en las tripas aplastadas, sino en la reacción de los personajes ante aquellos eventos traumáticos que alteran irremediablemente el rumbo de la vida.

Es el fils rouge que une a cada uno de los protagonistas de Cuando cae el otoño. Sublime, en este sentido, la protagonista interpretada por Hélène Vincent, conmueve hasta el final no obstante su oscuro pasado, quizás justamente por ello

Pero si en las tragedias griegas los personajes son casi siempre reyes o semidioses, aquí no hay espacio para ellos. Los que antiguamente podían considerarse extras cobran nuevamente protagonismo. Es más: se les dignifica en su dolor, y al dignificarlos los límites entre el mal y el bien se difuminan hasta desaparecer. 

Cuando Hungría dejó de ser comunista, el frío había cubierto las calles de Budapest con una pátina de hielo. A pocos metros del Parlamento, la calle Zoltán estaba dividida en dos, a un lado la nieve seguía impidiendo el paso y al otro lado la vía estaba libre. Un hombre se había encargado de limpiarla por la mitad y con igual vehemencia ponía a los pasantes frente a un dilema: pagar 100 florines o arriesgarse a resbalar y caer. 

Ese hombre no solo hizo un uso práctico de la diferencia entre comunismo y capitalismo, sino que despojó tal diferencia de cualquier juicio ético y moral. El viandante frente a una decisión que tomar, como los personajes de Ozon. 

Transcurrimos la infancia deseando la vida adulta, hasta el día en el que descubrimos que el bien y el mal no son conceptos separados. Que lo feo y lo grotesco a veces van de la mano con lo bello y lo armonioso; y que el juicio ético se construye a partir de la experiencia, no de la teoría.

Es el fils rouge que une a cada uno de los protagonistas de Cuando cae el otoño. Sublime, en este sentido, la protagonista interpretada por Hélène Vincent, conmueve hasta el final no obstante su oscuro pasado, quizás justamente por ello.