CINE | 72 FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

'Los domingos mueren más personas': levedad y patetismo en Buenos Aires

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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx

Hay algo seductor en la levedad y el patetismo que desprende cada plano de Los domingos mueren más personas, la segunda película dirigida por el argentino Iair Said. Desde el comienzo, el director deja claro que su protagonista, David (interpretado por él mismo), está completamente perdido, sin rumbo, y atraviesa una evidente crisis existencial. En los primeros minutos, lo vemos arrastrarse por el suelo para evitar que su novio lo abandone. Es su carta de presentación.

Según contó Iair Said durante la presentación de la cinta en la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián 2024, la película se basa en sus experiencias personales y en numerosas reflexiones sobre la muerte de su padre. Sin embargo, el resultado final de Los domingos mueren más personas tiene más de experiencia nihilista y puramente ficcional que de cinta autobiográfica. Es evidente que estamos ante una película que busca jugar con las emociones y con la sensación de vacío existencial que nos domina. Y es que aquí se reflexiona mucho sobre el sentido de la vida y el miedo a la soledad, todo esto bajo el prisma de un Buenos Aires gris, donde no hay nada bonito que ver, se come comida barata en el coche y parece estar subliminalmente dominado por los temores y locuras del gobierno de Javier Milei, presidente a quien imagino esta propuesta horrorizaría. Solo por eso, ya merece la pena.

Estamos ante una película que busca jugar con las emociones y con la sensación de vacío existencial que nos domina

La cinta nos presenta a David, un joven judío de clase media, corpulento, homosexual y con miedo a volar, que se ve obligado a regresar a Buenos Aires desde Europa por el fallecimiento de su tío. Iair Said construye una película breve, de apenas 70 minutos, en la que la insoportable levedad no deja de abofetear a su patético protagonista, quien fracasa constantemente en su búsqueda de la felicidad. Y es que, si bien David parece ser una persona culta que cursa estudios en Roma, también es un ser ridículo, con un miedo patológico a la soledad y a no ser querido. Esto lo lleva a buscar contacto, principalmente sexual, con cualquiera que se le cruce, aunque no deja de fracasar una y otra vez, recibiendo más de una bofetada como recordatorio.

¿Cuál es el precio que debemos pagar quienes seguimos vivos? Es la pregunta que parece rondar esta cinta mutante, que de ningún modo puede considerarse una comedia, pero tampoco un drama. Recordemos que fue la ganadora del premio WIP Latam en el Festival de San Sebastián 2023, donde también recibió el Premio EGEDA Platino Industria. Honores adecuados para una película diferente, en la que Iair Said crea una gran oda al patetismo y a los anhelos frustrados. Todos los personajes parecen estar en esa sintonía, como el interpretado por Antonia Zegers o esa madre, encarnada por Rita Cortese, que juró amor eterno a su marido en coma, pero que ve cómo la realidad se impone. Nada es fácil en una cinta que propone interesantes reflexiones sobre la eutanasia, la homosexualidad y, especialmente, sobre cómo debemos enfrentarnos al abismo de la soledad y la muerte.

Finalmente, Los domingos mueren más personas es una película que deja huella, pero no por la profundidad de lo que propone, sino precisamente por lo contrario: es una cinta argentina muy orgullosa de su levedad e irrelevancia. Y eso es, precisamente, lo que me gusta.