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Sarahi García | @Sarii15G
Si hay algo que gusta mucho al público son los conciertos en salas con aforo muy reducido para ver a bandas tan míticas, como sucedió hace unos días con The National en la Razzmatazz de Barcelona.
Dicha cita fue confirmada por la promotora Primavera Sound unas semanas antes por sorpresa, aprovechando esta ocasión tan especial para no sólo llevarlos al festival de Barcelona, principal motivo de su visita por España. Su última actuación por nuestro país no fue hace mucho, pues todavía recordamos el bolazo en el WiZink Center de Madrid a finales del año pasado, y que más de algún asistente recordó minutos antes de que arrancara el concierto de Barcelona.
The National estaba programado para tocar a las 19:00h en la Razzmatazz pero llegó a prolongarse la espera hasta quince minutos. Mientras, el público coreaba y empezaba a animar el ambiente, impacientes por presenciar algo poco común.
Las primeras notas de la velada fueron para Sea of Love, seguidas de dos de sus últimas canciones estrenadas Eucalyptus y Tropic Morning News. El cantante Matt Berninger, que apenas llevaba 10 minutos sobre el escenario no dudó en bajarse de él para acercarse a sus fieles seguidores situados en las primeras filas, y que a partir de ese momento fue habitual a lo largo de la noche. En varios momentos tanto los guitarristas gemelos como el propio cantante comentaron que estaban contentos de tocar en Barcelona, agradeciendo al público con el tímido “Hola” y “Gracias” en español.
En el repertorio no podían faltar canciones clásicas de la banda, tales como I Need My Girl, Bloodbuzz Ohio, Rylan, Fake Empire o Day I Die. También presentaron algunas de su último disco como Smoke Detector o Space Invader.
El sonido algo desajustado y enlatado no fue motivo para parar a Berninger y su carisma, que dio todo y más. Podía pasar de dos estados completamente diferentes en cuestión de minutos, desde la euforia en canciones como Mr. November, a mostrar su momento más tranquilo en baladas como About Today. Muchos sabrán que el líder de la banda es un auténtico showman y que, pese a ir acompañado de grandes músicos donde como banda no destaca nadie por encima, si es cierto que sus movimientos particulares se llevan todas las miradas.
Una vez más, y como es de costumbre dentro de la banda de Ohio, la noche finalizó con la típica canción que cierra los shows de The National, Vanderlyle Crybaby Geeks, versión a capela entre el público y la banda.
Sin duda todas las personas que nos concentramos esa noche tan especial e íntima fuimos afortunados de ver a The National. Sacaron toda la artillería para demostrarnos que siguen estando en forma, y que durante dos horas justas son capaces de mantener esa fuerza sobre el escenario. En definitiva, una velada que no quedará en el olvido pese al reducido aforo, y que se recordará durante años como una de las mejores de la sala.
