72 FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

¿Te identificas con Nevenka o comprendes al acosador?

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Debo confesar que no he visto la serie homónima de Netflix producida por Ana Pastor, ni tampoco he leído el texto que le dedica Juan José Millas al asunto en Hay algo que no me dicen: El caso de Nevenka Fernández ante la realidad. Seguramente haga en breve las dos cosas e igualmente no deje de ver la entrevista programada esta misma semana con quien fue pionera en denunciar un acoso sexual. Todo ello porque he visto la formidable película de Icíar Bollaín Soy Nevenka en el Zinemaldia. Un pase matinal a las ocho y media de la mañana en el Kursaal 1. Merecía la pena ese madrugón y asistir seguidamente a la sugestiva rueda de prensa. 

Una maravillosa película de Icíar Bollaín e Isa Campo en el 72. Zinemaldi

Me gustó mucho el biopic del bailarín cubano titulado Yuli, que también pasó por el festival donostiarra y, desde luego, me cautivó Maixabel presentada hace tres años en ese mismo contexto, con un duelo interpretativo entre Blanca PortilloLuis Tosar, dos de mis actores favoritos. Como en esta última película de Bollaín, en esta ocasión el guion está co-firmado también por Isa Campo, quien a mi juicio es la heredera directa de Rafael Azcona. Estamos ante un texto inteligente donde se cuenta con maestría una historia que conmueve al espectador pese a conocerse su desenlace. 

Ignoro si la premiaran, pero a mi juicio se trata de una película redonda. Está rodada con mimo, atendiendo a todos los detalles, y además cuenta con unas actuaciones destacables de Mireia Oriol y Urko Olazábal. La primera es capaz de trasmitirlo todo con su expresivo rostro y el segundo tiene que bregar con un rol muy complejo. Afortunadamente, los personajes no son para nada caricaturescos y están muy bien trazados con los claroscuros de la propia realidad. El malvado tiene su puntito carismático y una vertiente simpática, pese a encarnar al cacique asquerosamente todopoderoso que lo controla todo en su esfera de influencia, repartiendo favores y castigando a quienes no le rindan la debida pleitesía. 

Es curioso que la película no ser pudiera rodar en Ponferrada y que las gentes del terruño sigan sin poder hablar sin prejuicios de algo sucedido hace veintitrés años

Se narra muy bien cómo una relación totalmente asimétrica por lo tocante a la edad, y por añadidura vertical en cuanto al poder, logra hechizar a una joven inteligente al tiempo que ambiciosa e ingenua. El espectador se ve atrapado por el relato desde un principio y hasta la última secuencia, cuando le informan de los respectivos desenlaces. Quien gana contra todo pronóstico el juicio tiene que irse a vivir al extranjero para rehacer su vida, mientras que al victimario le volverán a votar sus conciudadanos pasado un tiempo presas de la inercia.   

En un momento dado el juez debe recordar al fiscal que Nevenka no está en el banquillo de los acusados, lo cual nos recuerda sentencias judiciales oprobiosas donde algún magistrado apreciaba jolgorio en una violación colectiva o detectaba vestimentas provocadoras para el agresor. Es curioso que la película no ser pudiera rodar en Ponferrada y que las gentes del terruño sigan sin poder hablar sin prejuicios de algo sucedido hace veintitrés años. ¿Han cambiado las cosas desde un prisma social? 

Sería maravilloso poder afirmar eso taxativamente. Sin embargo, el negacionismo político y social de las agresiones machistas indican una deriva en sentido contrario. A estas alturas, el alcalde que se declara victima para defender su pundonor quizá pudiera presentarse como tal en Madrid, acogiéndose a la oficina creada por Isabel Ayuso para defender al varón del acoso sexual. Nunca se sabe. 

La película está participada por Movistar, lo cual nos recuerda que no es incompatible su distribución en salas y en una u otra plataforma. Con todo, confieso que no me hubiera sabido igual de no haberla visto en pantalla grande y compartida con un cuantioso auditorio.