OPINIÓN

Un miura político

Sánchez es un miura político, Feijóo un pobre hombre y Ayuso se parece mucho a las hienas africanas.

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 

El PP de las dudas y vaivenes actual llevaba tiempo dando vueltas a si llamar a Pedro Sánchez a la comisión del Senado para investigar la corrupción en el PSOE.

Según fuentes de su dirección esas dudas estaban sustentadas por el miedo que tienen a que esa comparecencia como un bumerang, terminara dándoles en todos los morros dada su característica, dicha por un dirigente cualificado, de miura político del propio Sánchez. Le temen, le temen en el partido y especialmente Feijóo.

Además, existe una razonable certeza de que la causa contra su esposa, Begoña Gómez, acabe siendo archivada, eliminando otro de los flancos que estaban atacando con dureza.

¿Qué hará entonces el PP? ¿Pedirán disculpas? No parece que el PP de ahora esté en esa posición ética y estética. Una pena.

Como se les van cerrando puertas una tras otra, la siguiente será que el TC declare constitucional la ley de amnistía, ahora se dedican a ziriquear con la situación en Venezuela, ignorando que las relaciones internacionales corresponden al Gobierno como ha sido habitual en democracia.

El lío montado a cuenta de la excelente gestión realizada por Rodríguez Zapatero y el ministro Albares para salvar al líder de la oposición, Edmundo González, de las garras de Maduro, se ha enturbiado por la falta de lealtad institucional del PP que la ha puesto en peligro.

No contentos con ello, ahora se dedican a presentar propuestas en el Congreso que entorpecen la posición de nuestros intereses comerciales como país, de nuestras empresas allí.

Siguen sin entender que la labor de Zapatero, su silencio que ellos consideran cómplice con el régimen de Maduro, está encaminada a tender puentes y buscar una solución dialogada y eficaz con el régimen.  Algún día se sabrá todo y nuevamente deberán pedir excusas.

Tampoco entienden que la posición de España está perfectamente coordinada con la de la UE.

Así el PP se acerca excesivamente a las posiciones anti sistema de VOX contaminándose con su extremismo.

Por último, en el espinoso tema de la “financiación singular” pactada con Catalunya, también continúan con su deriva, entorpeciendo torpemente la normalización de relaciones entre la misma y España.

Todo lo que está haciendo el actual gobierno progresista en estos cinco años, ayuda a ir eliminando poco a poco las tensiones centro-periferia heredadas de nuestra Transición. Es una cuestión de estado.

Pero el problema de PP y Feijóo y por ende de nuestro país, es que además tienen una líder radical en su interior, Isabel Díaz Ayuso, que compite en el terreno de VOX moviendo la silla constantemente a Feijóo.

Cada vez que surge un tema, si este dice blanco inmediatamente sale ella señalando “yo más”.

Mientras escribo estas líneas se desarrolla en Madrid en su parlamento el debate del “estado de la comunidad”, que ha comenzado con su anuncio de mayores rebajas de impuestos a los que más tienen y lo hace sin ningún pudor entendiendo que tiene bula para cualquier barbaridad.

Cuando un presidente rebaja los ingresos necesariamente debe rebajar los gastos para que cuadre. ¿Cómo lo hace Ayuso? Descapitalizando todo lo público, sea sanidad, educación, o gastos sociales. Esa es la fórmula de Bannon-Miguel Ángel Rodríguez con mando en plaza en Ayuso.

Después se permite el lujo de pontificar sobre la financiación de Catalunya pidiendo para compensar sus desvaríos más fondos del estado. Qué poca vergüenza tiene.

Sánchez es un miura político, Feijóo un pobre hombre y Ayuso se parece mucho a las hienas africanas. Más dura será su caída.

Mientras tanto fuera caen chuzos de punta. Siguen las salvajadas en Ucrania y Gaza, Putin y Netanyahu se convierten así en criminales de guerra. En américa latina dictadores como Ortega y Maduro, o elegidos democráticamente delirantes como Milei, hacen sufrir a sus pueblos.

Menos mal que en EE.UU. la ilusión ha vuelto con Kamala Harris. Más aún después de su exitoso debate con un desquiciado Trump. Parece que en esto el mundo se puede salvar.