El prestigio de la UCO

José Luis Ábalos.

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La UCO (Unidad Central Operativa), sea dicho exclusivamente por si alguien no lo sabe, es una institución de policía judicial incardinada en la Guardia Civil.

Mas allá de otras instituciones cinematográficamente más famosas, como el FBI, la CIA o el MOSAD, los medios, profesionalidad y experiencia de la UCO le debiera permitir estar en lo más alto del ranking de investigación policial en España. Por supuesto, por delante de la investigación periodística o la de cualquier detective privado por muy Villarejo que sea. Con una orden judicial se puede acceder a cualquier base de datos que se precie y, con eso, se puede recopilar toda clase de pruebas.

Sin embargo, ese prestigio no siempre se reconoce en la misma forma. Pongamos dos ejemplos.

La UCO ha investigado, por orden judicial, a dos personas que han llegado a ser muy famosas en España, Begoña Gómez y José Luis Ábalos. Los resultados de sus investigaciones han traspasado las puertas de los juzgados correspondientes hasta llegar a la opinión pública y la apreciación de dichos resultados ha sido distinta e, incluso, muy distinta a la hora de ser valorados. ¿Por qué?

Alguien podría preguntarse si ha sido la misma UCO la que ha intervenido en ambos casos. Hay que decir que sí. Incluso si los investigadores hubieran sido distintos, lo habrán hecho utilizando los mismos medios y criterios y bajo la misma supervisión del organismo.

Podría pensarse que la diferencia está en la naturaleza de los personajes investigados, pero no. Ambos, Gómez y Ábalos son dos personas, muy cercanas a Pedro Sánchez en los momentos de los hechos.

Tampoco vamos a apreciar diferencias en el grupo social de muestra para este ejercicio demoscópico. Supongamos que se trata del mismo grupo que ha analizado dichos resultados. Y supongamos también, cosa que no es muy difícil de hacer, que las intenciones finales de ese grupo son las mismas: demostrar una conexión en la responsabilidad de los hechos investigados con el presidente del Gobierno.

Si completamos el análisis, enseguida podemos deducir que la diferencia en la aceptación de los resultados de la investigación en ambos casos está, precisamente, en el resultado. En el caso de Begoña Gómez, el resultado de la investigación era beneficioso para la investigada y, por ende, al presidente del Gobierno. Pues bien, ni para el juez que había solicitado la investigación ni, desde luego, para ese grupo social "del que usted me habla", dicho resultado de la investigación parece que tuvieran la menor relevancia. Es como si las pesquisas las hubiéramos hecho usted o yo que pasamos por ser partidarios del Gobierno.

En el caso de Ábalos, la cosa cambia. La UCO ha descubierto cosas que comprometen a Ábalos y que, dada la relevancia de éste en el gobierno y en el partido que dirige, y dirigía, Pedro Sánchez, podrían ponerle en aprietos. En ese caso, los resultados de la investigación de la UCO pueden llegar a alcanzar el prestigio que tienen las leyes de la termodinámica. Son indiscutibles.

Marvin Harris cuenta una historia en uno de sus libros de antropología. En alguna tribu de costumbres milenarias, el brujo de la tribu radicaba los malos espíritus en aquel individuo del grupo que era insolidario, por vago, con los demás. Eso servía para que, sin discusión alguna, el individuo fuera expulsado de la tribu. El resultado de la "investigación" era conveniente y, por tanto, indiscutible. Como en el caso que nos ocupa.

Así pues, hay mucha gente que parece decir a la UCO: ustedes investiguen pero, a ver a qué resultados llegan. De eso depende su prestigio.

Yo, por cierto, que creo, y no sé por qué, pertenecer a una tribu civilizada, acepto los resultados de la UCO en ambos casos. Claro que, quizás acepto demasiado demasiadas cosas como leyes, decisiones judiciales y cosas así.