La solución Tamames

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Estamos ante la tormenta, política, perfecta. Por si la amnistía, y Puigdemont, no fuera suficiente, ahora se acumulan nuevas desgracias.

Por una parte, el marido de la esposa del marido, ha sido citado por el nuevo juez campeador (por cierto, he escuchado al primer juez campeador de nuestra historia reciente criticar al nuevo). Por otra, la estabilidad del gobierno "progresista" es tan así que tiene dificultades hasta para proteger a niños porque son negros. Por otra, los trenes se retrasan, como cuando se retrasaban. Por otra, y según dice Garamendi, el Ministerio de Trabajo se dedica a hacer política (hasta los gatos quieren zapatos). Además, hace un calor insoportable. Y, por si todo eso fuera poco, Trump está a punto de hacerse con el control del maletín nuclear, con lo que Gaza puede llegar a ser un aperitivo de lo que venga. Y solo una mujer, y además negra, podría impedirlo. P'a bernos matao.

El marido de la esposa del marido, ha sido citado por el nuevo juez campeador

¿Se acerca el fin del mundo? No, ojalá, algo peor: Feijóo ya está encargando, al sastre de Camps, un terno para su sesión de investidura. Y hasta ahí podrían llegar las cosas.

Bien está que tengamos que sufrir a Sánchez, el peor presidente de Gobierno de los últimos ochenta años, como dicen los patriotas españoles, pero hasta ahí. Con Sánchez el riesgo era, nada más, la rotura de España, pero con Feijóo podría llegar lo que no consiguió ni el Covid19: un suicidio colectivo.

Por eso, ha llegado el momento de promover un gobierno de salvación nacional. Algo de lo que se ha hablado muchas veces pero que nunca, hasta ahora, había sido tan necesario.

Ya se intentó el 23 de febrero de 1981 pero no cuajó, no por nada, sino por falta del candidato que aglutinara a todas las fuerzas políticas en presencia y que fuera aceptado por todos. Ahora, algunos de los propuestos entonces, esos que presentó Armada a Tejero, aún podrían repetir. Pero, la clave está en la cabeza de cartel.

Un gobierno de salvación nacional suele hacer presidente a un independiente, generalmente un economista, con prestigio personal y que no haya estado implicado en la política que se trata de superar.

Con Sánchez el riesgo era, nada más, la rotura de España, pero con Feijóo podría llegar lo que no consiguió ni el Covid19: un suicidio colectivo

Efectivamente, lo han adivinado, hablo de Ramón Tamames Gómez. ¿Qué?, ¿Qué no? No hace tanto que mostró su disposición a ello presentándose como alternativa a Pedro Sánchez. Si no lo consiguió entonces fue porque se negaron tanto los que apoyaban al gobierno existente, lógicamente, como el PP que tenía ciertas esperanzas de que Pablo Casado, dada su juventud, pudiera serlo algún día.

Pero ahora, no es que no esté Pablo Casado, es que está Núñez Feijóo y, antes que él, y hablo del bien de España, es preferible Tamames. Aunque lleve como vicepresidente a Alvise. Si se trata de que se acabe la fiesta, aceptémoslo, pero que no la sustituya un funeral.

Se que no es fácil aceptarlo, pero Tamames no es la peor solución para el futuro de España. Feijóo, sí.