ACUERDO PSC-ERC

La nueva financiación para Cataluña

Consejo Nacional de ERC.

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El acuerdo PSC-ERC estipula, como aspecto principal, una nueva financiación para Cataluña, que, en sustancia, supone que Cataluña salga del sistema LOFCA. Antes de analizar el contenido concreto de la nueva financiación conviene detenerse en el porqué y el para qué de esta medida.

Para materializar una nueva financiación para Cataluña hay que aprobar cambios legislativos en las Cortes. Me parece que estos cambios legislativos no serán posibles con la actual composición de las Cortes, si no se proponen cambios en la financiación de las demás CCAA de régimen común. De esta manera, el mencionado acuerdo puede considerarse el pistoletazo de salida de un cambio de gran envergadura del vigente sistema de financiación. El cual debió haber sido revisado hace un lustro, tras haber realizado un estudio detallado de sus resultados como base principal para su reforma. El enorme nivel de polarización de la política española y el desinterés de los gobiernos catalanes en una reforma del sistema de financiación autonómica explica que la revisión, que debió hacerse hace cinco años, aún no se haya producido. 

El acuerdo PSC-ERC puede considerarse el pistoletazo de salida de un cambio de gran envergadura del vigente sistema de financiación

Los gobiernos de Felipe Gonzalez y de Aznar pactaron con los nacionalistas catalanes sendas reformas de la financiación para Cataluña que luego se hicieron generales para todas las CCAA de régimen común. Tanto con el PSOE como con el PP en el gobierno, CiU ha tenido en sus manos las llaves del sistema de financiación atonómica durante décadas y hay que presumir que no usarían este inmenso poder para nada que supusiera una discriminación de Cataluña, en concreto, para su infrafinanciación.

En tiempos de Zapatero se hizo un cambio profundo del sistema. El sistema, vigente hasta hoy, perseguía un objetivo: homogeneizar el nivel de prestación de los servicios (sanidad, educación y servicios sociales) en todas partes, independientemente del nivel de recaudación impositiva de la CCAA donde se viva. Por ejemplo, se buscaba que un ciudadano de Almendralejo (que vive en una CCAA con una escasa capacidad fiscal) pueda tener acceso a un servicio sanitario de nivel similar al de un ciudadano de Getafe, cuya CCAA tiene una alta capacidad fiscal. Para ello el Sistema parte del cálculo de las necesidades de financiación de la sanidad, la educación y los servicios sociales, cubriendo esa necesidad con los recursos generados en el territorio y suplementados, en su caso, por recursos generados en otros territorios. La idea era que los ciudadanos reciban el mismo nivel de servicio, independientemente de lo rica que sea la CCAA donde resida. Sólo Madrid, Cataluña y Baleares generan recursos por encima de sus necesidades de financiación. El exceso de financiación va a parar a aquellas CCAA que generan recursos por debajo de sus necesidades.

La infrafinanciación de Cataluña es uno de esos cuentos que el independentismo ha puesto en circulación con gran éxito de público y crítica

Visto así, carece de sentido hablar de la infrafinanciación de Cataluña como el punto principal para hacer un cambio drástico de la financiación de Cataluña. Los servicios públicos de sanidad, educación y servicios sociales están igualmente financiados en todas partes (de acuerdo con sus necesidades) de modo que no puede haber infrafinanciación ni en Cataluña ni en ninguna otra parte. La infrafinanciación de Cataluña es uno de esos cuentos que el independentismo ha puesto en circulación con gran éxito de público y crítica. Con tanto éxito que el PSC lo ha hecho suyo. Lo que quieren decir los indepes es que si aplicase a la sanidad catalana el exceso de recursos generados en Cataluña respecto de sus necesidades de financiación, podrían mejorar y mucho el nivel de la sanidad catalana. En la práctica, la propuesta política contenida en el acuerdo consiste en sobrefinanciar los servicios públicos de la sanidad, la educación y los servicios sociales catalanes para acercarse a estándares europeos. A dónde quiero ir a parar es a que el cambio en la financiación de Cataluña no trae causa en una inexistente infrafinanciación, sino en el deseo de mejorar la financiación de los servicios prestados por la Generalitat, tal y como el PSC ha anunciado reiteradamente. 

Y aquí hay que volver a preguntarse qué problema (real) del sistema de financiación hay que resolver mediante su revisión y reforma, en su caso. Con la reserva de atender a lo que digan los expertos, me parece que el vigente sistema sufre de insuficiencia causada por el devenir de los acontecimientos. Un simple brochazo para explicarlo: la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de fortalecer el sistema sanitario público. Es decir, hoy hay mayores necesidades de financiación en la sanidad catalana de las que preveía el sistema cuando se creó. Pero también en la andaluza, la valenciana o la gallega.   Otro tanto se puede decir de la educación y los servicios sociales. ¿Existe un problema de insuficiencia en Cataluña? Desde luego. Pero es un problema general. Si a esto quieren llamarlo infrafinanciación, pues vale pulpo como animal de compañía. Siempre que quede claro que este no es un problema a resolver sólo en Cataluña. Por eso hablo de que el acuerdo PSC–ERC puede ser el pistoletazo de salida de la reforma de todo el sistema. El principal problema a resolver será entonces, cómo se obtienen recursos para resolver la insuficiencia en toda España. El segundo problema es que el PP (que gobierna la mayor parte de las CCAA) está muy poco interesado en financiar más y mejor los servicios públicos esenciales porque prefiere su privatización. 

Ahora bien, para resolver un problema de insuficiencia no hace falta salirse del sistema LOFCA. Para ganar soberanía fiscal sí

Ahora bien, para resolver un problema de insuficiencia no hace falta salirse del sistema LOFCA. Para ganar soberanía fiscal sí. La soberanía fiscal, dice ERC, es un paso hacia la independencia, por lo cual no se entiende que el PSC asuma que el objetivo que se persigue con la nueva financiación es ganar soberanía fiscal. Echando una mirada a Europa, resulta que el camino que la extrema derecha ha diseñado para desmantelar la UE por pasos es rescatar parcelas de soberanía de manos de “los burócratas de Bruselas” hacia los Estados. Por el contrario, el bloque mayoritario en la UE quiere “más Europa”, es decir, transferir más parcelas de soberanía de los Estados hacia la UE. En esta materia ERC parece orientarse por la brújula de la extrema derecha, como correspone a un partido nacionalista.

Lo deseable aquí y ahora no es, precisamente, rescatar soberanía fiscal de la UE hacia los Estados y menos aún hacia a las entidades subestatales. Por el contrario, lo que hace falta es una coordinación fiscal a escala europea. Aquí y ahora lo realmente urgente no es que Cataluña sea fiscalmente soberana sino que haya, por ejemplo, un IS armonizado a escala europea. Y dicho sea de paso, lo de menos es qué agencia recauda, inspecciona y liquida ese impuesto armonizado sino que se diseñe un plan europeo de lucha contra la elusión fiscal.

“Tener la llave de la caja” es una soflama destinada al consumo interno de la  tribu republicana

El debate en materia fiscal que recorre el continente europeo (y más allá, vease Argentina) se refiere a la fiscalidad de la riqueza con dos posiciones bien claras: la extrema derecha que quiere suprimir cualquier tipo de impuesto a los más acomodados y el “tax the reach” que plantean los progresistas. En medio de esa batalla, se introduce el debate de qué agencia recauda los impuestos. “Tener la llave de la caja” es una soflama destinada al consumo interno de la  tribu republicana. Fuera de la tribu y fuera de nuestras fronteras a quien siga este apasionante debate fiscal les debemos parecer marcianos.

La virtud del acuerdo es que dice lo que conviene decir para que las bases de ERC voten a favor de la investidura de Illa y, por ende, de evitar la repetición de las elecciones en la que ERC entraría con una dirección radicalmente desautorizada y con serias dudas sobre su futuro. Por esa misma razón, Puigdemont presiona para repetir elecciones. Si las bases de ERC votan en contra, el acuerdo habrá pasado a mejor vida. Si las bases votan sí, entonces el acuerdo tendrá que replantearse desde el punto de vista de su factibilidad y su generalidad. Veremos.