viernes. 27.09.2024

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Le está resultando muy difícil al gobierno conseguir una mayoría parlamentaria para aprobar cualquier cosa en el Congreso de los Diputados. En el Senado no es muy difícil, es, sencillamente, imposible. En la pasada legislatura, cierta geometría le permitió la aritmética suficiente para sacar adelante más de 200 leyes. Pero, ahora, la dependencia que tiene de dos grupos independentistas catalanes compitiendo entre si a ver quién le pone más dificultades al gobierno, le está suponiendo un obstáculo durísimo de pasar. Se sabe, pues, que Sánchez no cuenta con la misma mayoría para gobernar que tuvo en la investidura. Ya le ha advertido Puigdemont de que su apoyo se lo tiene que ganar “pieza a pieza”. Que es como decir que, si quiere peces, tiene que mojarse la espalda allá donde pierde su honesto nombre.

Claro que, peor lo tiene la oposición para llegar a gobernar. La dificultad que tiene el Partido Popular para conseguir una mayoría parlamentaria es mayor que la que tiene un escalador de cucaña con el poste untado de sebo. En este caso el que va perdiendo aceite (con perdón) es VOX y, a cualquier otro grupo político que se quiera sumar para llegar a una mayoría absoluta se le hace muy difícil participar en el juego. Por ello, el ascenso de Feijóo al poder se termina convirtiendo en un camino resbaladizo, razón por la cual no termina de despegar los pies del suelo. Y, cuando lo hacen, como en algunas comunidades autónomas, han tenido que volver a la casilla de salida donde tendrán que esperar que sus camaradas de derechas le pidan cosas cada vez que el PP en esas comunidades, necesite alguna pieza. Pero, lo que es en el Congreso de los Diputados, ya le puede cantar Feijóo a Abascal que sus males, con él o sin él, no tienen remedio. Le va a hacer falta, no solo hablar catalán en la intimidad, como hacía Aznar, sino entonar bien las canciones de la amnistía y de la financiación singular que le gustan a Puigdemont. Y, como es sabido, esas canciones no están en el repertorio del Partido Popular.

Al PP le va a hacer falta, no solo hablar catalán en la intimidad, como hacía Aznar, sino entonar bien las canciones de la amnistía

Por todo ello, se puede apuntar una primera paradoja y es que, la oposición, en la actual democracia española, ha dejado de convertirse en una alternativa de gobierno. Puede oponerse todo lo que quiera, y la verdad es que lo hace continuamente, pero, lo que es presentarse como alternativa, es evidente que no puede hacerlo. Ni Feijóo, ni Abascal, ni Puigdemont obtendrían, si presentaran una moción de censura a Sánchez, la mayoría necesaria para sustituirle. La prueba está en que, cuando quisieron hacerlo, se aprovecharon de la senectud de Ramón Tamames para que hiciera el papelón que hizo en su momento. Se podría dar una segunda paradoja y, es que, si la Constitución lo permitiera, podrían llegar a censurar a Sánchez, pero sin sustituirle por nadie. Me da que pensar que, si eso pudiera hacerse, se podría sumar algún que otro socio de investidura que anda por ahí emboscado en el Grupo Mixto. No lo podremos comprobar en esa tesitura, pero se les puede ver el plumero en alguna que otra votación parlamentaria.

Así, pues, no teniendo una mayoría gubernamental clara, sí que parece que tengamos una mayoría antigubernamental. Estoy seguro de que, si Lope de Vega se levantara de la tumba y se dedicara a la crónica parlamentaria, volvería a usar el título de una de sus comedias para explicar la actual situación de la democracia española. Una oposición que, ni deja gobernar ni puede gobernar, es algo que, será muy democrático, pero es más inútil que las instrucciones de un chupete. 

Una oposición que, ni deja gobernar ni puede gobernar, es algo que, será muy democrático, pero es más inútil que las instrucciones de un chupete

El hecho de que la oposición no pueda presentar una moción de censura a Pedro Sánchez, da lugar a otra paradoja. Resulta que, pretendiendo restarle poder, en realidad, le han dado todo el poder para hacer durar la legislatura. Sin nadie que pueda hacer que el Congreso de los Diputados le sustituya, solo él va a decidir la duración de su mandato. También de nuestro siglo de oro debe ser lo que está haciendo la oposición a Sánchez: hacer un pan como unas tortas.

Claro que, todo esto puede cambiar de un momento a otro. Puede ocurrir que el PP se convierta en un partido de centro capaz de negociar con cualquier otro. Puede también que, sin cambiar nada, insista, por ejemplo, en lo de resolver la inmigración ilegal haciendo intervenir a la Armada (claro que tendría que utilizar también el Ejército del Aire ya que la mayoría de la inmigración se produce por los aeropuertos). Con eso, y con fotocopiar el programa de VOX, podría llegar a una mayoría absoluta. También podría ocurrir que Junts pisara tierra alguna vez y se dedicara a plantear cosas de la derecha de toda la vida. Quizás ese sapo si se lo podría tragar el Partido Popular.

Si no ocurre nada de eso y no logran convencer a Sánchez de que dimita por el bien de España y, sobre todo, de Feijóo, la verdad es que lo llevan de una crudeza extraordinaria.

La mayoría del perro del hortelano