Catalunya, aprendamos de Euskadi

El lehendakari, Imanol Pradales.

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Hace pocas semanas se completó la formación del gobierno en Euskadi y, hace muy pocos meses, la Unión Europea, a través de su Informe de Primavera de la Comisión Europea, reconoció a esta comunidad autónoma como una de las regiones más innovadoras y productivas. Euskadi ha sido posicionada en la vanguardia del desarrollo social y económico, superando la media de la UE en aspectos clave como el nivel de renta per cápita, la competitividad, la inversión en innovación, la productividad laboral, el nivel de empleo y la reducción del riesgo de exclusión social. Este éxito se debe al esfuerzo realizado para automatizar la industria, fomentar la tecnología, innovar en los procesos productivos y mejorar la capacitación de sus trabajadores a través de programas de formación profesional en colaboración con las empresas. Elevada formación con empresas privadas que hacen un esfuerzo importante en I+D y que se traduce en ocupación y explica el alto nivel de exportaciones de alto contenido tecnológico.

Las prioridades políticas y sociales implementadas por las instituciones públicas y privadas en Euskadi han contribuido significativamente a estos logros

Las prioridades políticas y sociales implementadas por las instituciones públicas y privadas en Euskadi han contribuido significativamente a estos logros. Los representantes vascos, tanto en el Congreso de los Diputados como en el acuerdo de coalición firmado a finales de junio entre EAJ-PNV y PSE-EE (PSOE), han demostrado que sus prioridades están centradas en la formación profesional, la industria, la productividad, la innovación y la sostenibilidad. Estos objetivos se reflejan en el programa de gobierno vasco centrado en impulsar la industria, generar empleos de calidad con buenas condiciones laborales, promover la sostenibilidad, la formación continua y la protección del sector primario.

Por esto, Euskadi debería ser un ejemplo y una fuente de aprendizaje para Cataluña, especialmente en un momento en el que se están llevando a cabo conversaciones y negociaciones para un nuevo gobierno tras las elecciones del 12 de mayo. Y mirar ese acuerdo de gobierno entre PNV y PSE-EE (PSOE), que sitúa abordar los desafíos globales a los que nos enfrentamos hoy como sociedad, tales como la transición energética, digital y demográfica.

Sería bueno mirar a Euskadi y aceptar, de forma autocrítica desde las instituciones políticas catalanas, que las diferencias apuntadas en equidad social, educación, salarios y productividad entre las dos comunidades autónomas no se explican solo, ni principalmente, aunque los partidos independentistas lo quieran presentar así para esconder el fracaso de su gestión durante la última década, por el sistema fiscal particular de Euskadi contemplado en su Concierto, que le permite aportar menos o nada a la caja común del Estado en comparación con Catalunya. Esconder los graves déficits reales que hoy padece Catalunya exclusivamente por la financiación solo consigue disimular y limitar la comprensión de las fortalezas y lecciones que ofrece Euskadi a Catalunya sobre tantos temas graves pendientes de resolver y retos que afrontar, empezando por el grave fracaso que padece Catalunya en el campo de  la enseñanza y la formación, precisamente en estas semanas de negociaciones para el nuevo gobierno de la Generalitat.

Mirar a Euskadi, comparar y aprender, precisamente en estos días en que se tienen que resolver las negociaciones para la investidura del futuro President antes del 26 de agosto. Pronto sabremos si al final se acaba imponiendo un pacto de facto entre Junts, ERC y la CUP para permanecer en el bloqueo institucional y en la rotonda en la que llevamos demasiado tiempo. O, por el contrario, se impone el necesario sentido común, como pidieron los catalanes y las catalanas el 12M, y se construye una mayoría progresista liderada por Salvador Illa para, sin perder más tiempo, iniciar una nueva etapa política en Cataluña.

Seamos optimistas: ¡seguro que pronto habrá un acuerdo PSC, ERC y COMUNS!