Pero qué dices candidato
Ya saben ustedes que candidato proviene de la expresión latina in toga candida, que indicaba el color blanco de esa prenda vestida por Cicerón, que de esa guisa fustigaba a sus competidores. Esa candidez parece pervivir en el pensamiento detrás de la cartelería de las cercanas elecciones de Castilla y León, que no el estilo del gran orador romano.
No ha habido llamativas pegadas de carteles, con lo bonito que es eso (para algunos parece que es la única vez que agarran una escoba) y lo bien que resulta. Pero claro, las medianoches del enero castellano y leonés no invitan. Así que he tenido que bucear un poco por internet, con lo pegajoso que está eso.
Vamos a elucubrar sobre qué podía pasar por la cabeza de los asesores de los partidos o de los candidatos. Empezamos por el PSOE, que para eso ganó las últimas elecciones.
PSOE
El presidenciable Luis Tudanca cuenta con el diseño aseado al que nos tiene acostumbrados su partido, que en estas cosas suele mostrar encomiable coherencia. Colores blanco y rojo, por tanto, como corresponde… Pero vayamos por partes.
Puesto que la bandera de la Comunidad es también blanquirroja (¿a que les está haciendo el cerebro chispitas?) el rojo se funde en el rojo y salta la imagen del león. El asunto está en que se ha elegido una especie de trazo, o mancha, para modernizar la imagen de la bandera. De modo que en realidad parece la gráfica de una de las olas de la COVID 19. Le da a uno que pensar.
Respecto al candidato, es joven, bien parecido y con una barba perillanesca un poco demodé, la verdad. Los clareados del pelo se parecen a esas líneas quebradas de la bandera-ola. El lema de VOTA CASTILLA Y LEÓN debe de ser por si alguien se despista y vota Asturias, que hace semi-esquina, o para que no se vote en clave provincial, lo mismo.
Cambio y Esperanza (así, con mayúscula) es incluso más raro. Se acuerda uno de Aguirre, fíjese.
Banner electoral del PSOE. El Sr. Tudanca, con la frente avanzando
Partido Popular
El candidato muestra una sonrisa amable, tal vez para contrarrestar la maldad que le atribuyen algunos tras su sorpresiva disolución de las Cortes. Nada que oponer, es una buena elección excepto por los caracolillos de la nuca, quizás. Pero igual gana por no llevar barba… El eslogan incluye la palabra fuerza, lo que está bien, aunque quedamos obligados a suponer que el Sr. Mañueco y sus compañeros de lista están en el lado jedi de la misma. Es inconcluso, creo yo.
Ciudadanos
La otra opción es peor, porque si hacemos la cuenta de que una imagen vale más que mil palabras, las de la cartelería electoral como que no. Fotos sacadas en un parking, literalmente, y yo diría que con un móvil no muy smartphone.
Siguiendo la estela de Edmundo Bal, el desastre del sastre se ceba con los candidatos masculinos del partido. Alguien que sepa de tallas, o de camisas, por favor… por lo menos no sale el Sr. Igea solo… Pasaba por allí y le hicieron un robado con la Sra. Casado, que por otro lado va bien, larga de mangas. En lo del robo estoy hablando del fotógrafo, que conste.
Vox
Hay que reconocer la capacidad simbólica de este partido, la verdad. Empezar la campaña en Burgos, donde la estatua del Cid, es como poco imaginativo. El lema de “Siembra”, muy orientado al campo (donde hay una guerra encarnizada por el voto agrícola) nos deja la duda de qué es lo que se siembra, para ser sinceros. Y subrayarlo con la bandera de España… nada digo.
Un último detalle: por la derecha, y acariciando la frente del Sr. Abascal, se alcanzan unos rayos de luz de entre las benéficas nubes, en un efecto más que chulo, divino (aprende, Yolanda). Si no se me excitan demasiado, sepan ustedes, señores de Vox, que a eso se le llama “raza de sol” en ciertos lugares. Quietos.
Unidas Podemos
Todo es muy planito, la verdad… Excepto por las tres espigas que no sabe uno si es por el regüeldo soviético o por recordarle a la gente que en el campo se plantan cosas (por si no se leen el cartel de Vox.) O para señalar que el Sr. Fernández es espigado…
No puedo dejar de apuntar el bonito detalle de la colocación de la melena: ora detrás, ora delante. Un joven mesías… pero se le ve tan solo, al pobre, que dan ganas de votarle o de comprarle un bocata. Una última cosa: ese mensaje tiene dos palabras potentes. Una es escuchar. La otra, remite a la competencia. Lo digo sin maldad.
Y hasta aquí. No me voy a meter a analizar los micropartidos provincialistas porque me da pereza, lo confieso. Las urnas dirán lo que tengan a bien expresar y yo lo veré divertido y deseando lo mejor para los votantes de la comunidad. Como decía mi madre, hijo, te vas a quedar ciego (a veces decía tonto) de mirarlo todo tanto. Pues eso.
Miguel Ángel Serrano es escritor y consultor en comunicación.