No hay tregua. La campaña de la caverna mediática contra los sindicatos de clase entró por lo visto en una fase menguante hasta nueva orden, y a renglón seguido se abrió otra más grave y perniciosa si cabe, con el propósito de criminalizar la protesta y debilitar el derecho de huelga mediante el acoso “legal” y la persecución judicial.
En el momento en que esa campaña mediática ultraconservadora alcanzó su cenit, y justo al empezar su pendiente, nos hemos topado de cara con el inicio de otra más dañina para los trabajadores y en contra de sus organizaciones representativas. Y por más que se pretenda desvincular las dos cosas, los indicios nos hacen sospechar que esto responde a una operación entrelazada que pretende mantener a los sindicatos y a la acción sindical en el ojo del huracán con el propósito de deslegitimarlos y amedrentarlos.
El telón se levantó con la persecución de 8 trabajadores de Airbus con la petición fiscal de 64 años de cárcel por la participación en un piquete informativo en la huelga general del 29 de septiembre de 2010. A renglón seguido, una retahíla de sentencias y de peticiones de condenas por parte del fiscal de turno: condena a dos sindicalistas de Pontevedra a seis meses de cárcel que fue recurrida por el fiscal por lo cual se aumentó a 3 años y un día. Carlos y Carmen de Granada condenados también a 3 años y un día, condenas similares hasta en el día de propina, sin obviar la petición explícita del fiscal de una “sentencia ejemplarizante”. Katia Vicens secretaria general de CCOO de Baleares se enfrenta a una condena de cuatro años y medio. La petición en este caso se ha aumentado respecto a las otras porque la perseguida es dirigente y quizás también mujer, y por lo tanto la sentencia tiene que interpretarse como un aviso a navegantes.
Esto obviamente, tal como lo hemos anunciado en más de una ocasión en este espacio y en otros, es el resultado de una estrategia trazada para ahogar los focos de contestación a las políticas de ajuste y recortes que afectan desde el derecho al trabajo digno hasta el derecho de huelga, pasando por el derecho a la libertad de expresión.
Libertad de expresión que se ha visto en estos últimos días salpicada por una serie de tergiversaciones a raíz de unos desagradables sucesos. Que no se engañe nadie, están buscando la utilización de un asesinato como el ocurrido en León o las proclamas e insultos antisemitas contra los jugadores de baloncesto del Macabi de Tel Aviv, cosas que hemos denunciado siempre y ahora con todas nuestras energías, para restringir más libertades. ¿Dónde estaba el ministro devoto de vírgenes a las que condecora, digo donde estaba ante los horribles e indecentes insultos a Pilar Manjón? ¿En qué estaba ocupado ante los espantosos y horrendos insultos a Pedro Zerolo cuando informó de su grave enfermedad? Estos días, ni apareciendo en un mitin electoral diezmado por los efectos de esa maldita dolencia le dejaron en paz.
Que no nos vengan con milongas, todo esta pensado y programado ¿o acaso la destitución de los cuatro directores de salud en Madrid no responde a un ejercicio sectario de hacer política?
Pasado mañana hay unas elecciones; es una oportunidad única para ir a votar, a pesar de algunos voceros empeñados en denigrar a la política, para que sean el principio del fin de los gobiernos y las políticas conservadoras, porque si no los desalojamos democráticamente cuanto antes, corremos el riesgo de encontrarnos una sociedad desestructurada, sin derechos, y con unas tasas insoportables de desigualdad, pobreza y exclusión social.