jueves. 28.03.2024

Podemólogos

Lo bueno de los “kremlinólogos” y ahora de los “podemólogos” es que algunas veces aciertan.

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Luis Alegre, rodeado por la prensa tras el Consejo Autonómico de Madrid celebrado el 16 de marzo.

Resulta inevitable comparar a los expertos en analizar lo que ocurría en el seno del PCUS de la antigua Unión Soviética, llamados “Kremlinólogos”, con los actuales expertos, que ante la complejidad del “fenómeno” Podemos, buscan en un gesto, en la colocación de uno u otro líder en una foto, en un silencio de dos días, en una mirada..., atisbos de enfrentamientos y rupturas.

Lo bueno de los “kremlinólogos” y ahora de los “podemólogos” es que algunas veces aciertan.

La demostración de que actualmente aciertan son las palabras expresadas por Carolina Bescanca o por Irene Montero (la actual Nadia Krúpskaya) de la existencia en Podemos de “diferencias tácticas”. Esta expresión es la confirmación absoluta de una realidad que expresada en román paladino significa textualmente “nos estamos dando de ostias”.

Las rupturas en la historia de los partidos (y no sólo en los comunistas) empiezan por una “pequeña diferencia táctica”, “por una pequeña discrepancia personal” o “un insignificante matiz, por ejemplo, sobre la cuestión nacional o la política de alianzas”.

A continuación esas “pequeñas cosas” se elevan a la categoría de principios, se da cuerpo a una teoría que sustente la diferencia, se elabora un “breve” documento de cuarenta páginas para explicitar una posición… y a partir de ahí se delimitan los campos y la bronca está garantizada.

Cuando se procede a la destitución de un Secretario de Organización, que se supone es el número tres de la organización (que además vive en la misma casa que el número dos), acusado de traición en la gestión de una crisis territorial, en el caso de Podemos nada menos que en Madrid, epicentro del nacimiento de ese partido fuertemente centralizado, significa que detrás de ese hecho hay meses de maniobras, discusiones y enfrentamientos soterrados.

Los “Podemólogos” madrileños llevaban un tiempo, ya desde antes de que se celebrasen las elecciones generales, preconizando que Luis Alegre “no pintaba nada”. No ha sido elegido diputado nacional, se le ha marginado, y de ahí se inducía que sus días estaban contados.

Sin embargo parece que eso no era así. Luis Alegre sigue por ahora de Secretario General de Madrid, sus críticos han sido denostados y ya empiezan a sufrir las acusaciones de deslealtad, inmadurez y traición por haber dimitido en plena fase de investidura (Monedero dixit).

El órgano oficial del Partido marca la línea e indica que Errejón “sigue trabajando con normalidad” que se espera de él “sepa estar a la altura” y que el sector de Echenique, “barón regional” con mando en plaza y representante de un sector importante de “la nomenclatura” cierra filas con el Secretario General y le brinda todo su apoyo en la “remodelación” efectuada del equipo de dirección.

No voy a entrar en otras declaraciones donde un ilustre dirigente podemita compara su formación con un equipo de fútbol, y a su secretario general con un entrenador,  porque sería un insulto a la inteligencia tener en cuenta las opiniones de un “intelectual” de esa profundidad teórica.

La verdad es que suena todo muy “novedoso” y “alternativo”. ¿No les parece?

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