Lo peor para una monarquía que pretende su permanencia y estabilidad, es no afrontar, por mucho que cueste la cruda verdad y la transparencia, esa incómoda realidad que, desde siempre, pero más en estos momentos, ha sido la vida nada ejemplar del Emérito Juan Carlos I, por mucho que sea su padre.
Si mezquina está siendo la respuesta que están dando el PP, Cs y Vox a la nueva ley educativa, torpe está siendo la información que el gobierno ha dado sobre ella cuando menos de un tercio de los ciudadanos la valora positivamente.