Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna
Ainhoa Mela | @ainhoacriticas
Cuando Ilia Topuria (Alemania, 1997) ganó el pasado mes de febrero el campeonado mundial en la división de peso pluma en artes marciales mixtas poca gente en España conocía su nombre. Y es que a pesar de que hasta la fecha lleva 5 años compitiendo internacionalmente con notable éxito, el reconocimiento del gran público se le resistía.
Pero todo cambió a comienzos de este año cuando la victoria mundial le dio a Topuria y al peso pluma espacio en periódicos, telediarios y redes. Y ahora, medio año después de su triunfo, el luchador hispanogeorgiano piensa seguir haciendo grande su figura en esta ocasión con una película documental que verá la luz en los cines de España el próximo 19 de septiembre antes de llegar definitivamente a Movistar+ en octubre.
Sin dejar ningún aspecto de lado, “Topuria: Matador” refleja una de esas historias que gusta y engancha incluso a los que el peso pluma lejos queda de interesarles. Y es que nada gusta más al público que una historia de sacrificio, lucha y superación. Y de otra cosa no, pero Topuria conoce de ello un rato.
Nacido en Alemania y criado en Georgia en el seno de una familia humilde, es precisamente la familia que le vio crecer la encargada de contar la infancia de un chico a quien la lucha comenzó a gustarle muy pronto. Sin embargo, no fue hasta su llegada a España siendo un adolescente cuando el luchador debutó profesionalmente ante un Schwarzenegger convertido en espectador de excepción y quien como a Topuria le gusta afirmar, le dio su bendición y el testigo en una carrera meteórica que le ha llevado a la cima de la UFC.
Durante 90 minutos, Topuria abre las puertas de su casa, su vida familiar y su historia personal en un relato orquestado para emocionar. Y es que es difícil no quedar fascinado ante un joven que cumple el sueño de muchos: fama, dinero y un hueco en la historia del deporte habiéndose abierto paso desde los orígenes más humildes.
Pero no o son precisamente las imágenes familiares ni los testimonios de propios y extraños lo que hace de este uno de esos documentales de los que no puedes apartar la mirada. Y es que más allá del espectáculo y la lucha, es el duro camino hasta el combate lo que resulta tan asombroso como fascinante.
Ayunos salvajes, entrenamientos exigentes, y la lucha contra la propia mente; todo recogido en innumerables primeros planos que acercan el hombre detrás del deportista de élite a un espectador convertido en testigo silencioso del sufrimiento y el camino a la gloria.
Una película documental que respeta los rasgos clásicos del género sin ofrecer nada nuevo, pero con una producción cinematográfica cuidada al milímetro y una historia llamada a conmover y sorprender; así es como “Topuria: Matador” llega a las salas concebida a mayor gloria de un Ilia que parece tener claro que el estatus de estrella sólo se alcanza con un país rendido a tus hazañas.
